domingo, 31 de octubre de 2010

Gris, casi blanco-negro

O es que me estoy convirtiendo verdaderamente en zen. O es que,simplemente,me estoy haciendo mayor.

Veo el otoño de una manera tan diferente a hace unos años... Antes,sentía una especie de tristeza, desilusión y bajón en estos meses. Soy muy solar y en verano estoy en todo mi esplendor. En los meses de otoño e invierno me veo mutilada sin la luz y el calor que me deben corresponder para estar toda entera.

Sin embargo, este año estoy disfrutando mucho de los grises, del frescor en la cara, de los diferentes tonos de las hojas de los árboles: verde oscuro, marrón, rojizo, amarillo.. Y el olor a humedad con tierra y madera tierna. No me siento especialmente triste. Me preocupa. Pienso que igual tengo un estado de tristeza crónica, ya sin matices estacionales. Con la edad se va perdiendo la intensidad de las cosas, de las buenas y de las malas. Y pienso que igual ya tengo bastantes años y estoy comenzando con ese síntoma de la senectud.

Pero también puede ocurrir que haya desarrollado, por fin, una mayor capacidad de adaptación al medio y no me resisto, sino que fluyo, con las condiciones ambientales. Puede ser, también, que me fije más en la belleza existente. O que torne, con mi mente, lo horrible en bello. Esto supondría un cambio mental, que doy fe que se ha producido.

Puede ser sencillamente, que recuerdo. Que recuerdo que hoy hace un año conocí a la mujer de mi vida. Y que, con ella viví todos los tonos del otoño y del invierno. Y que todo el frío y la oscuridad de estos meses fueron luz y calor.

Pero, no nos engañemos. Ni soy una anciana, ni soy zen, ni estoy con la mujer de mi vida. Así que no tendría que tener ningún motivo para estar tranquila y gozosa del paisaje. Percibo un paisaje gélido y negro al otro lado de la estampa amable y superficial que veo. Aunque supongo que es lo que se piensa cuando se está bien. Cuando parece que todo va bien o que no pasa nada (malo). Pero sientes el vértigo unas décimas de segundo. El vértigo,porque sabes que en cualquier momento cualquier cosa (mala) puede suceder.

Uff, qué catastrófica, me ha quedado esta parte final. Me daban ganas de quitarla. Pero, la mantendré, en pro del existencialismo. O del hiperrealismo.

martes, 26 de octubre de 2010

Viscosueño

Por fin en mi cama. Qué días tan largos son los de Madrid. Los días en las grandes ciudades tendrían que tener 26 ó 27 horas.

El viernes pasado comí a las 6 de la tarde. Si yo le digo eso a mi madre, lo que sufriría pensando qué mala vida llevo. En una familia como dios manda y en una ciudad como dios manda y en una vida como dios manda sólo se come a las dos.

Aún me acuerdo que hace nada pensaba que yo no podría llevar esta vida. Eso de comer todos los días en el lugar de trabajo, no ir a casa a mediodía. Y es que, qué alivio poder ir a casa, lavarte la cara, quitarte los zapatos, la ropa, el yo social. No tener que ofrecer tu tiempo y contar tus cosas a los compañeros de trabajo en ese tiempo de comida. Del táper por lo menos me libro, un catering nos lleva la comida por seis euros al día. Todo el mundo de fuera piensa que no podrá con esta vida de Madrid. Y todo el mundo se acaba acostumbrando. Como a todas las cosas malas se le acaba encontrando justificación o incluso puntos positivos. Así comemos en una hora y salimos antes. Lo del salir antes estaría muy bien si no tuviera una hora de ida y otra de vuelta.

Pues eso, que después de más doce horas fuera de casa, qué bien que me recoge mi colchón viscolástico de última generación. Tecnología de la Nasa. 800 euros. Una auténtica gozada pero nada recomendable si se quiere llegar puntual a trabajar. Yo siempre llego diez o quince minutos tarde. Simplemente, no me puedo separar de esa adictiva sensación de ingravided. Para los encuentros sensuales no es tan bueno porque te hundes demasiado y dificulta los movimientos rápidos y la toma de impulso. Ahí sí que parece que estás escalando por la luna con movimientos lentos y pesados. Así que lo ideal es una pareja con colchón de muelles para...eso...en su casa. Y en la mía, dormir muchas horas acurrucaditas sobre la luna.

domingo, 24 de octubre de 2010

¿Gustan?

En una frase de la obra se decía algo así, como que para ser feliz hay que gustar.

Las personas que más gustan son las que parecen más felices. Las que siempre sonríen, son agradables y dulces incluso en los momentos más duros o intempestivos. No pierden la calma ni explotan en ataques de ira en ninguna situación. No se muestran tristes, desgraciados y víctimas. No me gustan nada las personas que van de víctimas, molestan. Sobre todo a sí mismas. No se merecen nada más en la vida.

Tampoco me gustan las personas con malos modales, en general. Su infelicidad les impide mostrarse agradables con los demás. La dependienta de Visionlab, Goya 81, prácticamente me gritó que "no podía probarme las gafas del mostrador", cuando lo había hecho cien veces antes. Esta era nueva, igual la que no sabía que sí se podían probar las gafas era ella. Me pidió perdón cuando le pregunté si era nueva y que dónde estaba, Guillermo, que siempre me atendía. Dijo que roban mucho, ¿Tendré pinta de ladronzuela?. El caso es que yo aguanté mi ira de no decirle cuatro cositas bien dichas. Lo pensé y formulé la pregunta fríamente. Quería que fuera ella la que me pidiera disculpas y me diera una explicación, en lugar de ponerme a su altura de barriobajera. ¿Me estaré haciendo más consiciente de mis actos y de sus efectos? ¿Esto del estudio del karma presente y futurible está dando sus frutos? ¿O como sabía que la iba a poner verde en el blog me evité la escenita?

Conclusión, qué mujer tan horrible era. Que carácter tan insoportable. Qué tono de voz tan violento y anti-sensual. Pobre. No sabe que si fuera un poco agradable resultaría muy atractiva. Y es que hay fórmulas muy sencillas que sin ningún esfuerzo te hacen gustar, y a la vez, hacen que tú te gustes: sonreir, hablar suave y dulcemente, ser amable con las personas que se cruzan en tu vida porque no tienen la culpa de las cosas que te pasan por no hacer precisamente estas cosas...

Pues eso, que hay que gustar...que hay que ser feliz...

viernes, 22 de octubre de 2010

La vida por delante

Esta tarde voy al teatro. Los momentos antes de que empiece la obra me suelo poner nerviosa. Sobre todo si voy a ver a algún amigo o a alguna actriz/actor en especial. Ocupo mi butaca, veo el telón, percibo el olor cálido a madera y tela, y escucho el murmullo de la gente. Recuerdo cuando yo he estado al otro lado. Los nervios que hacen que las manos tiemblen cuando te abrochas los botones o al coger el texto para repasar una vez más alguna frase. La fobia eterna del actor: quedarse en blanco. Yo, la noche antes, soñaba con frases que se me olvidaban. A veces, en plena noche, me veía obligada a levantarme y comprobar alguna escena, frase, palabra... 
Escuchar que la gente entraba era pensar "ahora sí que no me puedo ir" . En fin, el miedo escénico. No he representado tantas veces. Tal vez por eso, porque han sido pocas, me ponía nerviosa. Aunque he escuchado a muchos actores decir que nunca se pasa.

¿El por qué un actor pasa ese mal rato? Por la recompensa posterior, claro. Estar en un escenario y decir esos textos bellísimos de Shakespeare, Lorca, Ibsen... El que las imágenes poéticas, las metáforas te posean y sólo seas un canal que transmite belleza. O alegría, o tristeza, o amor. Como diría Enriquito Iglesias, una experiencia religiosa.

Pues eso, que ahora, cuando voy a ver alguna obra, me pongo nerviosa porque recuerdo esos momentos y porque siento los nervios y todas esas cosas que estará sintiendo el actor. Cada representación es un trozo de vida de los actores de teatro. Si están bien o mal, o incluso enfermos, ahí están.

Hoy, La Vida por Delante:Concha Velasco, en la segunda sesión. En fin, siempre he querido verla en teatro y parece que después de esta se retira. Pasados los setenta, entre el Indasec y los normales fallos de memoria no sería para menos. Así que que hoy me pondré nerviosa por ella.

Chomsky - Las 10 estrategias de manipulación mediática


1- LA ESTRATEGIA DE LA DISTRACCIÓN.
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2- CREAR PROBLEMAS, Y DESPUÉS OFRECER SOLUCIONES.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3- LA ESTRATEGIA DE LA GRADUALIDAD.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4- LA ESTRATEGIA DE DIFERIR.
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como“dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5- DIRIGIRSE Al PÚBLICO COMO CRIATURAS DE POCA EDAD.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6- UTILIZAR EL ASPECTO EMOCIONAL MUCHO MÁS QUE LA REFLEXIÓN.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7- MANTENER AL PÚBLICO EN LA IGNORANCIA Y LA MEDIOCRIDAD.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la mas pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8- ESTIMULAR AL PÚBLICO A SER COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto

9- REFORZAR LA AUTOCULPABILIDAD.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10- CONOCER A LOS INDIVIDUOS MEJOR DE LO QUE ELLOS MISMOS SE CONOCEN.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimentos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Espejito

Más de una vez se me han declarado un día que estaba feísima. Es que yo tengo días guapos y feos. Supongo que como todo el mundo, pero a mí se me multiplican por mil en la intensidad. Que cuando estoy guapa, estoy muy muy guapa. Y cuando estoy fea, es un horror. Normalmente, menos mal, la frecuencia de días guapos supera por mayoría absoluta y aplastante al número de los días menos afortunados.

Pues no sé por qué, los días de mi fealdad se me han declarado en varias ocasiones. Ya. No importa. En todos los casos me conocían de antes y ya me habían visto en mi hermosura. Y esa fealdad puntual, no hacía sino acentuar la belleza natural e innata. O, tal vez, en mi aspecto feo haya algún matiz que resulte irresistible; como mi bondad e inteligencia extremas, que se muestran al natural.

martes, 19 de octubre de 2010

Cuatro o cinco en un burro

Tengo gafas desde los tres años. Cuando me graduaron, un señor muy majo me preguntaba que para qué lado estaban los palitos de la letra “E”, si para la derecha, para la izquierda, arriba o abajo. Yo, con tres años, sabía lo de arriba y abajo. Pero lo de la izquierda y la derecha no lo dominaba; aún tengo que pensar cuando hablo de derecha e izquierda (derecha con la que escribo, pienso…). Así que, cuando el oculista me preguntaba “a qué ladito estás los palitos, a la derecha o a la izquierda??”. Yo decía lo que me daba la gana. Resultado: con tres años me pusieron una graduación que pa qué. Nueve dioptrías.. Qué disgusto de mis padres.. Y yo llevé esa graduación de 9 dioptrías con tres-cuatro años, cuando en realidad tengo dos. No sé ni cómo aprendí a leer. Supongo que eso me tuvo que afectar en el modo en qué empecé a ver el mundo y en cómo me relacionaba con los otros niños. Joer, si ahora me pongo unas gafas de alguien es un horror; y, a lo mejor sólo hay una dioptría de diferencia. Pues una pobrecita niña con toda la vida por delante, con tal ceguera. Me caía mucho, eso sí. Siempre, con los codos y las rodillas ensangrentadas. Este oculista, incluso llegó a plantear a mis padres que me tendrían que operar. Entonces, quisieron una segunda opinión y me llevaron a otro oftalmólogo. Este tenía otro método para graduar; no me preguntaba lo de derecha e izquierda, sino con dibujitos y colorines. Qué guay; este me sacó 4 dioptrías. Cinco menos que el otro. Qué alivió para mis padres. Me cambiaron la graduación y ya no me tenían que operar. Mis padres pusieron una denuncia al primero y mi madre fue a visitarle a la consulta y, delante de toda la clientela le dijo de todo, menos guapo. En realidad, él me había graduado bien. Fueron mis respuestas a lo de derecha-izquierda, las erróneas. Yo cavé mi propia tumba a la ceguera por mi ignorancia. Pero es que es mucho pedir a una pobrecita niña. Tenía que haber tenido un método de graduación apropiado para niños.

A los quince años ya me puse lentillas. Menos mal que pasé mi tiempo de instituto y de universidad sin gafas. Nunca me ha gustado llevar gafas. Me siento menos yo. Menos guapa. Me cuesta más comunicarme. En definitiva, llevar unos cristales en toda la cara pues no deja de ser algo artificial y molesto para el yo social.

En fin, que a lo largo de todos estos años, he pasado por multitud de oculistas, diferentes graduaciones y los más variados modelos de gafas y lentillas. Y ya me queda poco para tener la vista cansada. Aunque la mía, ha estado cansada siempre. Así que, me conformaré con ver el vaso, sin entrar en detalles sin importancia sobre qué cantidad de líquido contiene.

domingo, 17 de octubre de 2010

Enter

A veces hacemos algo y vemos, inmediatamente después, las consecuencias que va a traer. Lo vemos claramente, como si tuviéramos el don de ver el futuro o lo tuviéramos reflejado en una bola de cristal delante de nuestros ojos. Lo obtuso y de resultado incierto una milésima de segundo antes del acto en sí, se torna en resultado certero. Casi siempre, por no decir siempre, sucede cuando la hemos cagado. Y jode pensar que ya es inevitable y que no se puede volver atrás. Que no podemos volver a meter esa palabra en la boca. Los medios de comunicación fomentan estos actos arrepentidos muy fácilmente. SMSs, correos electrónicos, llamadas. Un ligera presión a un enter y la cadena de consecuencias ya es irreversible. Demasiado rápido para nuestra voluble voluntad y estados de ánimo. La podemos cagar en milésimas de segundo. Alguna vez he intentado cortar el envío de un email quitando el cable de red o presionando fuertemente el apagado del móvil. Lo he conseguido en alguna ocasión. Claro, por eso está el consabido consejo de contar hasta 10. O lo de en boca cerrada no entran moscas. Ya te digo. Por eso los zen, los monjes budistas siempre están en paz. Con el no-acto, no la cagas, no quieres rectificar nada, no hay consecuencias de tus actos porque no hay actos. No hay contradicciones, no hay efectos, no hay karma de puta pena. Le voilá el nirvana.

Igual que cuando has dado un mal paso en una escalera y ya sabes que te vas a caer y que no vas a poder hacer nada para evitar la caída. Estas cayendo. A lo sumo, podrás concentrarte, si te da tiempo, en pensar cómo ponerte para hacerte el menor daño posible, en evitar que el golpe no se lo lleve la cabeza...

Cada uno de nuestros actos es un pelota que lanzamos al aire. Ya está lanzada...

       "La pelota que lancé de niño cuando jugaba en el parque aún no ha tocado el suelo" Dylan Thomas.

jueves, 14 de octubre de 2010

Botones

Hoy como se me olvidó el mp3, en el trayecto al trabajo en el metro, me vino una idea tonta. Pensé que era una mujer afortunada porque en los 8 años que llevo en Madrid no he cosido ningún botón. No sé coser, ni botones. Mirando atrás, recordé que Nerea, mi compi-amiga-hermana, me había cosido varios. Y, que algunos se los había llevado a mi madre. Pobrecita, cuánto sufriría el día que me fui de casa, pensando que dónde iba sin saber coser un botón. Pensaría, esta no se me casa.

Me di cuenta que en todo este tiempo, en ocho años, se me habían descosido poquísimos botones. El tiempo pasa más despacio para los botones que para los humanos. Porque a mí en el mismo tiempo se me ha descosido muchas veces el corazón, y he notado grandes desgarros debajo de mis ojos y en los muslos.

Mira, igual son esas cosas que tengo que empezar a hacer para cambiar mi karma futuro. Porque, igual el universo piensa como mi madre. Y no merezca encontrar a nadie hasta que no cosa miles de botones, haga dobladillos, cenefas y vainica doble.

miércoles, 13 de octubre de 2010

21 días


Hoy he comenzado mi ciclo de meditación de 21 días. Se basa en 5 mudras: calma, abandono del ego, discernimiento, introspección, anclaje y no-temor.

Las técnicas de yoga y meditación, y todo el budismo, tratan de calmar la mente, de callarla. Para poder percibir la realidad tal cual es, sin los esquemas y juicios establecidos que siempre implica la mente. Se llegaría a un mayor grado de discernimiento y consciencia de la realidad. Podríamos ver entonces las consecuencias que estamos viviendo de nuestro karma de arrastre y que ya no podemos parar. Pero podríamos modificar esos patrones en nuestras acciones kármicas presentes para mejorar nuestro karma futurible. Muy muy resumido.

Espero, con este proceso, modificar mi pesado karma de arrastre en el amor y sacarme una buena novia guapa, inteligente y millonaria. Si no, tendré que recurrir a los mantras.

martes, 12 de octubre de 2010

Alien

Recuerdo la primera vez que sentí el DOLOR. Tendría ¿3, 4, 5 años?. Era septiembre y estaba con mis padres en las ferias. Creo que iba comiendo un algodón de azúcar. Fue al ver a un mendigo. En un esquema mental infantil, supongo que ese dolor fue provocado por el contraste entre la "alegría" del ambiente de ferias y la "tristeza" de ver alguien sufriendo. El dedito del dolor había hurgado por primera vez en mi esternón. O, al menos, la primera vez que puedo recordar. Recuerdo, desde muy pequeña, momentos con mi dolor. Y, ni siquiera, era por cosas mías o de mi familia. Era por causas externas: ver a pobres, minusválidos... Es verdad, que siempre he tenido una vena solidaria. Estudié Trabajo Social porque quería irme de cooperante al fin del mundo y solucionar lo del hambre en el mundo. Diseñé un proyecto social en el que, desde un punto de vista teórico, era posible. Como todo es posible, desde lo teórico.

Después de esas experiencias infantiles con el DOLOR por el sufrimiento ajeno, llegó el dolor existencial. Cuánto me costó convivir con éste. Pensaba que leyendo a todos los filósofos y psicólogos lograría tener alguna pista de qué coño hacemos aquí. Cómo hemos llegado y por qué tenemos que irnos. No fue así, pero obtuve mayor consciencia de mis actos, de las cosas que me sucedían y lo que sentía.

Luego el DOLOR del amor.......................

Más tarde, el dolor de, "sabiendo todo lo que sé. habiendo vivido ya tantos dolores". ¿Ahora qué? El paso de un día igual al anterior. Ese goteo insustancial que supone el paso de la vida. La rutina no da el DOLOR, lo calma. Puta droga.

Puede que mis épocas con más dolor, hayan sido más prolíficas y activas. En las que más he aprendido y experimentado. Puede que ese agujero en el esternón no sea más que un resquicio por el que el alma avisa. Puede que sea lo único que nos diferencie de los animales. El único punto humano.

O, tal vez, sea solamente una boca caprichosa que se queja cuando la vida no es como queremos. Por ese metemos rutina. Así no hay sobresaltos. No hay contradicciones que alteren al dispositivo. No hay riesgos que lo despierten. Todo está bien. Bien jodido.

En fin, recuerdo que, de pequeña, sentía muchas más veces el dolor en otoño. Hoy lo he sentido. Es otoño.

Tal vez, echaba de menos a alguien.

Tal vez, vi a alguien que sufría.

Tal vez, hoy no lo calmaba la rutina de mi vida.

Tal vez, sabiendo tanto, no entiendo nada.

Tal vez, soy solar, odio el frío y la oscuridad.  

Tal vez, tengo miedo de dar algún paso.

Tal vez, sentía esa soledad ante el universo que no logra llenar nada ni nadie.

Tal vez, la culpabilidad de una conducta que no debí.

Tal vez, quería cambiar lo sucedido.

Tal vez, no lo sé y no lo sabré nunca.

jueves, 7 de octubre de 2010

A por el segundo

Me espera el segundo curso con Olivia Cattedra. El primero fue el del I Ching. Y este fin de semana, el Tao Te King (para culminar toda la filosofía oriental) y la Rueda Tibetana (filosofía hindú).

En el primer curso, pensaba que íbamos a estar cuatro frikis de mi ciudad. Pues no. Éramos 70 personas y, curiosamente, muchos de ellos eran médicos, psicólogos, terapeutas varios. Al parecer Olivia es una mujer de fama reconocida en estas filosofías no-occidentales. Me encantó. Es una señora de cincuenta y tantos, gordita, con caminar muy lento.Con su humor argentino, una sabiduría de las que no se olvidan. Ahí estábamos 70 personas, entre treinta y tantos a cincuenta-sesenta años, cogiendo apuntes de filosofía como locos. Sentados en el suelo, sobre nuestros cojines y escuchando a nuestra profesora favorita. En fin, siempre me volvía loca la filosofía. Uff, con Platón fue flash. Si es que.. lo mío es lo platónico, lo etéreo, el mundo de las ideas. Siempre me he movido mejor en lo teórico que en lo real. Aunque ultimamente estoy haciendo grandes esfuerzos y pequeños avances en esto del mundo real, del hacer, de la praxis.

Olivia lleva unas semanas en España dando cursos y conferencias. Me gustaría aprender más de ella, creo que me va a dar el mono cuando acabemos este curso. Hacía mucho que nadie me impresionaba tanto.

Por otra parte, también decir, que el primer curso costó 90 euros (que por 70 hacen un total 6300 euros??). Y este segundo, 85 euros, que imagino que habrá el mismo número de personas. Porque es escuchar a esta mujer y querer repetir. Vamos, que me planteé hacerme especialista en estos temas y con un par de cursos al mes, ya te digo. No lo descarto, se me da bien. En los deberes que puso sobre hacer un estudio de los hexagramas, yo los terminaba mucho antes que mis compañeros de cojines. Me veía muy suelta. Nunca sabemos qué acabaremos haciendo. Yo estoy trabajando en lo que menos esperaba. Y mira qué bien lo hago, a lo tonto. Gracias a dios, al azar o al destino, nos espera alguna sorpresa en la vida.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Trayecto

AVE- VALLADOLID-MADRID- Salida a las 19:35.

Vuelta de la segunda demo del día. Mañana tengo otra. Acompañada por mi compañero de Barcelona con el que voy a todas las demos. Pareja artística. Dos temas a destacar durante el trayecto:

  • La directora financiera de la empresa donde acabamos de hacer la demo está buenísima. Rubia, ojos azules, unos cuarenta y pocos; alta y delgada en su justa medida. Ella está sentada a mi derecha y mi compañero a mi izquierda. Alrededor nuestro hay otras personas de la plebe, como diría mi lomana. A mi compañero le gustan todas y pienso en los comentarios que haremos cuando acabemos y salgamos de las oficinas. Y yo, mirando el escote. Por fin, comentamos en el tren. Le digo, me he acordado de ti en toda la demo porque sabía que esta te iba a poner muchísimo (y a mí, no te jode). Él dice que sí, pero que no tanto. Que las rubias no le ponen, no le ponen tanto. Que a él las morenas. A mí casi se me escapa que las que más me ponen son las rubias. Consigo dominar la palabra y digo "los rubios". ¿Como quién?. Sting es mi hombre ideal, digo (a ver, en realidad me encanta Sting, me parece muy guapo, un gentlemen, pero ponerme, ponerme..pues no). Si es que cada vez me cuesta más esto de los cambios de sexo léxicos. Creo que me estoy volviendo disléxica por esto, que me trabo al hablar mucho más que nunca. Supongo que cuando un pensamiento no puede ir acompañado de la palabra correspondiente y hay que cambiar una letra al final supone una escisión cerebral, una dislocación del lenguaje. Y de tanto hacerlo, de tanto callar la palabra "novia", "me gustan las rubias, las morenas y las pelirrojas", y cambiarlas por "novio", etc. pues cuando mi cerebro piensa una palabra normal hace ese proceso y me acabo trabando al pronunciarla. Puto armario.

  • Le comento que estuve en mi ciudad haciendo el curso de I Ching y filosofía oriental. Y acabamos hablando de los viajes chamánicos y los chakras. Una amiga suya le había dicho que tenía más desarrollado el chakra de la coronilla. Y le había explicado cómo conseguir realizar un viaje astral. Le tenía que mirar a los ojos a un gato negro y pedírselo con sinceridad (no es coña, aunque tiene toda la pinta). Así lo hizo un día. Y esa misma noche consiguió hacer el viaje astral. Sentía cómo volaba, el aire en su cuerpo y recuerda haber visto detalles de un convento y una fábrica; y a gente. Lo definía como experiencia única, muy muy placentera. Incluso bromeó que esta noche en el hotel prefería tener un viaje astral a echar un polvo con una tía (que para que un tío diga eso..). Y mi compañero no es para nada un friki; tiene cinco casas, gana cinco mil euros, es un eminente profesional y está casado con la directora de una conocida revista. Vamos que si él pidió un viaje astral a un gato. Pues yo le voy a pedir una churri.


martes, 5 de octubre de 2010

Red

¿Alguien sabe por qué la regla siempre aparece en los peores momentos? Estoy segura de que hay una explicación de tipo mítica, filosófica, mística, matemática, científica y hasta coherente.

El primer día de mis vacaciones. Que fue bajar del avión y ya. Al día siguiente hubo un terremoto y yo muerta de miedo en la casa porque mis amigas se fueron a la playa y yo tenía que esperar a que se me calmara la bestia con la sobredosis de ibuprofeno. En fin, de todos modos, no tenía tan claro lo de ir a la playa porque no sabía si prefería terremoto o tsunami.

El día que tengo tres demos. Traje, tacones, portátil, carpeta y cargamento de ibuprofeno y tampax extra-super. Lo del tamaño, no es como con los condones, por el tamaño de la cosa, es que yo necesitaría una transfusión. O trabajar en Crecúspulo que con la palidez que se me pone lo tendría fácil.

El día que tengo demo en Las Palmas, Barcelona, donde sea, oye. Es viajar y mi regla se pone la mochila. Y luego nos preguntamos por qué no evolucionaba la mujer. No me imagino yo hace cien años con los artilugios que había. Vamos que no habría podido hacer ni demos ni demas. Ni moverme de casa, apenas.

Mi primera regla me vino el día de Reyes. Vaya regalito vitalicio. Y al día siguiente, estrenaron Falcon Crest. El primer capítulo. Con lo que me gustaban a mí los culebrones americanos en mi tierna infancia y yo ese día que no tenía el chichi pa farolillos.

Y cuando conoces a alguna chica y vienen las mariposillas al estómago, el primer beso, planear la primera cita amorosa. Uy, pues no va a poder ser hoy.

En fin..ya sé...un topicazo... Me voy a la cama que mañana tengo dos demos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Caroline

Hace unos días, estaba en la cocina con mi compi-amigo-hermano, Fer. Una mariposa se había colado y estábamos intentando que se saliera por la puerta de la terraza. Somos chicos espirituales y no matamos a los bichos a no ser que no sea necesario o en defensa propia (en mi caso, suele pesar más la defensa propia que la espiritualidad). Él se empeñaba, con un trapo, en empujar el aire alrededor de la mariposa en dirección a la calle. Pero la mariposa no se enteraba. Yo después, de dar unos grititos y quitarme la zapatilla para dejar la obra para la posteridad, acabé cogiendo cariño a la bonica mariposilla. Y acompañaba a Fer en sus movimientos aerodínamicos persuasivos mariposiles. Pero nada.

Después de un largo rato revoloteando por la cocina, vimos como se metía entre el tubo fluorescente y el cristal que lo cubre. Vaya. Se acabó. Suicidio.

Yo, ingenua de mí (nunca me entero muy bien de las cosas más obvias) pregunté a Fer si saldría. "Qué dices" me respondió.

- "Ahí se mueren. Mira hay muchas más que están ahí muertas". (umm, no sabía que tuviéramos un criadero de cadáveres tan cerca.. deberíamos limpiar las lámparas de vez en cuando)

Y siguiendo, nuestros diálogos absurdos, yo seguí:
- y por qué van ahí si se mueren todas?
- porque van a la luz
- pues qué estúpidas, por qué van a la luz??
- ahí van todas...
- van a su muerte...todas.

No pienso ir a ninguna luz en ningún túnel jamás. No me jodas..

domingo, 3 de octubre de 2010

Asistidme margaritas

¿La llamo?

Si la llamo pueden pasar dos cosas. Que no me lo coja. O que me lo coja.
Si no me lo coge, despotricaré y me sentiré la mujer más desgraciada de la Tierra.
Si me lo coge, puede ocurrir que todo vaya muy bien y fluya. O que haya tensión y no entendimiento.
Si no va bien y no fluye, pues todo habrá terminado.
Si va bien y fluye es lo peor que puede ocurrir. Porque ¿ahora qué? ¿qué se hace y qué se dice cuando estas cosas van bien? ¿cuándo se da el siguiente paso, si es que hay que dar algún paso? Hacerlo sutilmente o directamente (a por todas). Uy, qué miedo. Y, sobre todo, cuando ya hemos cortado. Eso sin contar la variable de que ya tenga otra pareja. Qué descastada, no haber guardado ni tres meses de luto.

¿No la llamo?

Si no la llamo, nunca lo sabré... Pero es que hay cosas que mejor no saber. Uno tiende a evitar el masoquismo.

Hay tantas teorías sobre eso de que mejor hacer algo y equivocarse que arrepentirse de no haberlo hecho... Pero no lo tengo tan claro. Porque por ese principio, invité a cenar a una chica y casi se me viene con su novio y un amigo Holandés.

Pero es que no sé porque llevo tantos dias pensando en llamarla. Porque yo ya puse la barrera. Y si se acabó, ya está. Y yo para estas cosas soy la voluntad personificada. Así que, si lo estoy pensando tanto, será por algo; es una señal, no te jode.

¿La llamo o no la llamo?

Lo pensaré mañana.

sábado, 2 de octubre de 2010

Desnatada

DESNATADA

Belén Reyes


Estoy al borde de ser borde,
me lo noto.
El precipicio crece
estoy cansada.
Estoy al borde de ser borde
estoy a punto
de nieve, mucha nieve.
Estoy helada.
Estoy al borde de ser borde
y duele mucho. !
Dios mío hazme mediocre.
Estoy cansada,
de apostarme la vida a cada instante,
de ir desnuda y verter
en todo el alma.
Déjame que me quede aquí en el medio,
envuelta en celofán, bien razonada.
Dame mesura Dios,
dame mesura,
mesura chapucera y cotidiana.
Hazme mediocre, Dios hazme mediocre.
En vez de corazon, una ensaimada.
Y el alma en tetrabrick para que dure...
Ten compasión
y hazme desnatada.