Desde el infinito y más acá
martes, 4 de octubre de 2016
sábado, 6 de agosto de 2016
¿Es el corazón...
...la parte más caliente del cuerpo o la que necesita refrigerarse más?
El caso es que yo, la parte por donde más sudo es la zona que queda entre mis pechos. Sí, la zona del centro del pecho, donde debería estar el corazón, aunque dicen que está ligeramente a la izquierda.
Estas suposiciones sobre la temperatura o la posición del corazón ruborizarán a los que tengan algunas nociones de medicina. Pero solamente intento buscar una razón por la que yo sudo ahí mismo y si es algo habitual. O me pasa a mi sola y cada uno tiene sus partes de transpiración favoritas.
Vamos que también sudo por otras..
Pero pobrecito mi corazón que de tanto que ama se tiene que refrigerar.
Pd. Intimidad de una tarde de agosto
El caso es que yo, la parte por donde más sudo es la zona que queda entre mis pechos. Sí, la zona del centro del pecho, donde debería estar el corazón, aunque dicen que está ligeramente a la izquierda.
Estas suposiciones sobre la temperatura o la posición del corazón ruborizarán a los que tengan algunas nociones de medicina. Pero solamente intento buscar una razón por la que yo sudo ahí mismo y si es algo habitual. O me pasa a mi sola y cada uno tiene sus partes de transpiración favoritas.
Vamos que también sudo por otras..
Pero pobrecito mi corazón que de tanto que ama se tiene que refrigerar.
Pd. Intimidad de una tarde de agosto
sábado, 23 de julio de 2016
Beers
La primera cerveza de importación que probé fue la Leffe rubia y fue hace unos 20 años. Un amigo del grupo de teatro me había invitado a su casa y fuimos antes a comprar varias cervezas al Corte Inglés, ya que estaba la semana dedicada a las de importación.
Realmente hay momentos que cambian tu vida, o que aportan algo que siempre vas a tener. Y no siempre tienen que ser cosas profundas. Así recuerdo yo lo que sentí al probar esa cerveza, que me abría un mundo de posibilidades al paladar y, por supuesto, al asociado mundo etílico.
En esa tarde, yo me llevé más que mi amigo. Ya que él no consiguió llevarme al huerto y yo conseguí un nuevo mundo de curiosidad.
Un amigo peculiar, mi amigo el mago. Porque hacía magia y estaba terminado la carrera de físicas. Creo que es la persona más inteligente que he conocido y recuerdo nuestras largas conversaciones sobre física aplicada al mundo real, al de los sentimientos, etc. Como el agujero negro del amor...en el que cuanto más te metes, más eres tragado.. Aunque bueno, para saber esto no hace falta ser físico.
Después de esa Leffe, vinieron muchas (no por número, aunque algunas veces, también), sino por variedad. Desde las archi-conocidas Franziskaner, Paulaner, Chimay, Grimbergen, Judas, Blanca de Brujas, Hoegarden... A un largo sinfín.. Porque ese amigo dejó el mundo de la física y de la magia y puso un bar de cervezas de importación. Y ahí he podido ir conociendo desde las ipas más amargas a las dulzonas stout con lactosa.. Una, de cuyo nombre no puedo acordarme porque cayeron varias, que es la que tiene mayor grado de amargor (¿o se dice amargura?..es que eso me suena a corazón partío)..
En fin, así podría decir que sé algo de cervezas. Y que al pedir en un bar pregunto cuáles tienen porque la que tengo prohibida es la Mahou roja. Me tomo 2 y me levanta el mayor dolor de cabeza del mundo y no he notado que eso me pase con ninguna otra.
O también influida, porque cuando llegaba alguien al bar de mi amigo y le pedía una Mahou, él siempre ha respondido, "no tenemos, aquí solo tenemos buenas cervezas". Casualidad o no, lo de mi dolor de cabeza es estrictamente cierto. Y, bueno, con la verde no me pasa y me gusta para una tarde de cañas. Vamos que, salvemos a la Mahou también. Que hay espacio para todos en el mercado de las cervezas.
Realmente hay momentos que cambian tu vida, o que aportan algo que siempre vas a tener. Y no siempre tienen que ser cosas profundas. Así recuerdo yo lo que sentí al probar esa cerveza, que me abría un mundo de posibilidades al paladar y, por supuesto, al asociado mundo etílico.
En esa tarde, yo me llevé más que mi amigo. Ya que él no consiguió llevarme al huerto y yo conseguí un nuevo mundo de curiosidad.
Un amigo peculiar, mi amigo el mago. Porque hacía magia y estaba terminado la carrera de físicas. Creo que es la persona más inteligente que he conocido y recuerdo nuestras largas conversaciones sobre física aplicada al mundo real, al de los sentimientos, etc. Como el agujero negro del amor...en el que cuanto más te metes, más eres tragado.. Aunque bueno, para saber esto no hace falta ser físico.
Después de esa Leffe, vinieron muchas (no por número, aunque algunas veces, también), sino por variedad. Desde las archi-conocidas Franziskaner, Paulaner, Chimay, Grimbergen, Judas, Blanca de Brujas, Hoegarden... A un largo sinfín.. Porque ese amigo dejó el mundo de la física y de la magia y puso un bar de cervezas de importación. Y ahí he podido ir conociendo desde las ipas más amargas a las dulzonas stout con lactosa.. Una, de cuyo nombre no puedo acordarme porque cayeron varias, que es la que tiene mayor grado de amargor (¿o se dice amargura?..es que eso me suena a corazón partío)..
En fin, así podría decir que sé algo de cervezas. Y que al pedir en un bar pregunto cuáles tienen porque la que tengo prohibida es la Mahou roja. Me tomo 2 y me levanta el mayor dolor de cabeza del mundo y no he notado que eso me pase con ninguna otra.
O también influida, porque cuando llegaba alguien al bar de mi amigo y le pedía una Mahou, él siempre ha respondido, "no tenemos, aquí solo tenemos buenas cervezas". Casualidad o no, lo de mi dolor de cabeza es estrictamente cierto. Y, bueno, con la verde no me pasa y me gusta para una tarde de cañas. Vamos que, salvemos a la Mahou también. Que hay espacio para todos en el mercado de las cervezas.
martes, 12 de julio de 2016
Esto no es una carta de amor
Es una
declaración de sexo
Con
usted, señorita
No le
estoy ofreciendo ni una vida plena, ni pasión hasta el final de los días
Futuro
no quiero ofrecerle, ya que, cada cuál debe andar su camino
Y pasado, tal vez, ya lo olvidé, como usted olvidó el suyo
Y pasado, tal vez, ya lo olvidé, como usted olvidó el suyo
No pido
más que un encuentro furtivo donde vaciar el alma
No pido
más que usted me entregue esa luminosa sábana blanca que es su cuerpo
A
cambio de estos valles dorados del mío
No pido
ni tan siquiera ternura, ahora mismo no la necesito
Estoy
pidiendo guerra
Una
guerra sin muertos, ni sangre, ni sufrimiento
Lo que
busco son explosiones y correr por las trincheras
Y
dejarse la vida en el campo de batalla
Ese
tipo de guerra
Después
de la batalla, empezaré a caminar
Cogeré
mi mochila y la iré vaciando a cada paso
Y
nuestra historia podrá ser eterna
O ni
siquiera digna de una telenovela
Pero,
al menos, será un buen recuerdo
Con el
que morderme los labios
Sentada
en la roca más alta
Allá
donde de se acabe el mundo
Entiendo
que esta propuesta requiere tiempo
Las
guerras cortas no son guerras, son invasiones
Pero
tampoco le voy a robar más tiempo del estrictamente necesario
Para
sentir que ninguna de las dos muere en el campo de batalla
Pero
que se defendieron los ideales del bando
Sin más
se despide de usted
Esperando
acuse de recibo y noticias suyas
Ésta
que nunca será eternamente suya
Porque
la eternidad es mucho tiempo
O, tal
vez, sí,
La
eternidad estará siempre con nosotras
Porque
la esencia de cada uno de nuestros segundos
Existirá
para siempre en la eternidad
viernes, 1 de julio de 2016
Inmóvil
Siento que será para siempre
Que no volveré a mover mis piernas ni mis labios
Conozco muy bien esa posición en mis labios
El de arriba ligeramente sobre el de abajo
Comisura emulando un sútil sonrisa
Como si no pasara nada, como si fuera un día como otro cualquiera
No puedo sentir dolor, ni siquiera indfiferencia.
No puedo sentir nada
Ella y la distancia
Ella y yo inmóvil
Pero si está lejos, ¿no debería moverme?
Ella y qué más da.
Ella y ya está bien.
Ella y los mares de luchas
Y los dientes apretados
Los brazos encogidos
Y las palmas inmóviles
Inmóvil, sí...ya recuerdo
Es un día como otro cualquiera
martes, 28 de junio de 2016
Luchas internas y externas
Hay
tantas luchas, tantas…
Llegar
a tiempo a trabajar, mantener el cuerpo bikini año tras año, no fumar demasiado,
no ser demasiado borde, ni demasiado ingenua, aguantar no desnudar y hacer el
amor al amor de tu vida en el café Belén, luchas existenciales, luchas por ser, por no ser, por ir, por venir,...
Jamás
me había imaginado esta nueva lucha en mi vida.
Y es
que el tonto del nuevo senior account manager contratado en mi empresa pone un
bote gigante lleno de gominolas sobre la mesa mientras dice sonriente “es que
yo siempre tengo un bote de gominolas en la mesa” “ es que soy adicto”
Toma y
yo!! Por eso precisamente nunca podría tener un bote de gominolas en mi mesa.
Ni a 4 metros en línea recta desde mis ojos.
Que se esfuerzan, los pobrecitos, en concentrarse en la pantalla mientras hacen el movimiento involuntario de
escaparse al BOTE. Dios, voy a acabar con un tic o, peor, dispersión visual
severa. Seré el primer caso de la ciencia y medicina con esa patología ocular.
Platanitos,
fresitas, tronquitos, moritas…. Ayyyy si ya parezco Flanders!
Y pienso... es increíble. Jamás habría pensado que tendría que enfrentarme a esta lucha.
Si le
despiden, se llevará su bote :-) O si acaba teniendo algún trastorno de
salud… Bueno, que no le deseo nada malo al chico, pero esa cantidad de azúcar no puede
ser buena.
Será
tonto..
Sí, el
tonto del bote.
sábado, 18 de junio de 2016
Las almas se van volviendo oscuras
....en las carreteras
Barro, humos, cemento
Luz aprisionada entre las vías de las vidas que se arrastran
Vidas que se cruzan y jamás se separan
O que nunca se percatan de latidos ajenos
Vidas sin vida
Vidas UHT con fecha de caducidad
Y otras ya caducadas o sencillamente caducas
Vidas de muerte hacia la muerte
Y vidas corriendo para no ser alcanzadas por ella
Carreteras y más carreteras
Pasos, ciudades, cafés,
Copas y síncopes
Me noto oscura
Las sucias carreteras me han manchado
Las carreteras como excusas para no ir a donde se quiere
Ir y volver
Perderse
Ensuciarse
Trámites e intervalos
Para no querer llegar a ti?
Porque no puedo llegar a ti?
Porque nunca he llegado o porque llegué y no pude quedarme?
Todos mis pasos están contados.
Siempre están en la distancia prima a la vena que late en tu muñeca derecha
Y desde donde cobran vida mi calor y mis sombras.
Atravieso carreteras caminos
pasajes paisajes
cunetas bordillos
piedras piedras piedras
Tengo que seguir caminando
Cada paso es nuestra historia
Cada respiración que logro, forma tus suspiros
Cada movimiento de mis brazos, mueve tus alas
Lo que miro, te deslumbrará
Y lo que sueño, te arrulla
Carreteras y pasos
Movimientos, respiraciones
Segundos, minutos, horas
Hasta que llega la noche
Y así poder descansar, sabiendo que duermes
Barro, humos, cemento
Luz aprisionada entre las vías de las vidas que se arrastran
Vidas que se cruzan y jamás se separan
O que nunca se percatan de latidos ajenos
Vidas sin vida
Vidas UHT con fecha de caducidad
Y otras ya caducadas o sencillamente caducas
Vidas de muerte hacia la muerte
Y vidas corriendo para no ser alcanzadas por ella
Carreteras y más carreteras
Pasos, ciudades, cafés,
Copas y síncopes
Me noto oscura
Las sucias carreteras me han manchado
Las carreteras como excusas para no ir a donde se quiere
Ir y volver
Perderse
Ensuciarse
Trámites e intervalos
Para no querer llegar a ti?
Porque no puedo llegar a ti?
Porque nunca he llegado o porque llegué y no pude quedarme?
Todos mis pasos están contados.
Siempre están en la distancia prima a la vena que late en tu muñeca derecha
Y desde donde cobran vida mi calor y mis sombras.
Atravieso carreteras caminos
pasajes paisajes
cunetas bordillos
piedras piedras piedras
Tengo que seguir caminando
Cada paso es nuestra historia
Cada respiración que logro, forma tus suspiros
Cada movimiento de mis brazos, mueve tus alas
Lo que miro, te deslumbrará
Y lo que sueño, te arrulla
Carreteras y pasos
Movimientos, respiraciones
Segundos, minutos, horas
Hasta que llega la noche
Y así poder descansar, sabiendo que duermes
sábado, 30 de abril de 2016
Solo un minuto
Son las 10 y media y Eliza logra por fin conseguir asiento en Tirso de Molina, ya lleva más de 20 paradas a sus espadas y sobre sus tobillos.
Se levantó a las 5 y media de la mañana para poner la lavadora, tender la ropa, levantar a su pequeña y coser el mono de su marido. A las 7 y media entraba en su primer vagón del día con dos mochilas de nylon a cuestas y otra de carne y hueso. No, por qué pensó esto. "Mi niña, mi preciosa niña, no eres una mochila, eres mi vida. Y hoy ni siquiera me ha dado tiempo a ponerte ropa limpia y Dios mío, te puse calcetines diferentes"
Se sienta frente a mí y yo la miro pensando que es la primera mujer de color que veo y que me parece que tiene "mala cara". Sea por el tono de la piel, por su mayor masa muscular, rasgos más amplios y generosos, más brillo facial, ojos y labios grandes nunca me da la impresión de aspecto demacrado o cansado como en una persona europea, con palidez amarilla, ojeras, rasgos caidos, finos. La naturaleza africana y americana es inmensa, grande, abierta y así son la cultura y los cuerpos y rostros de sus gentes. Manos y brazos inmensos y fuertes para dar y recibir. Generosidad salvaje en contraposición, por ejemplo, con oriente y la gente asiática. Donde todo es hacia dentro, comedido, mínimo. Sus,eso sí, maravillosos rituales de movimientos milimétricos. Y sus cuerpos y caras con orificios y pronlogaciones pequeñas, labios y ojos más que finos, mezquinos.. Y brazos cortos, no hay necesidad de dar, ni la hora. (Y que conste que yo soy una fanática de la cultura y comida japonesas; y de su espirtualidad budista, Tao Te King, I Ching.. pero es lo que me sugieren las diferencias de cultura y corporales)
En fin, pensé todo esto, mientras me daba cuenta que Eliza era la primera persona negra, que me podía parecer con ese aspecto de abatimiento, dificil de ver en un rostro de color.
A las 10 y media solo le quedaba una de sus mochilas. Había dejado la otra y a su niña en casa de una pariente de su país que le pillaba a la otra punta de Madrid. Pero, qué remedio, no tenía a nadie más y no podían permitirse una guardería. Y para aprovechar, después de cruzarse la ciudad hasta la casa de su pariente, aprovechaba y hacía la primera casa de sus cinco diarias. Bueno, en realidad, eran 6 porque también tenía que hacer la suya.
Eliza no mira su teléfono como todos los que allí estamos. Ni lee. La veo inmóvil, casi muerta con los ojos abiertos. Se le pasa por la cabeza "si realmente es mejor morir que nunca haber nacido". Se evade por un minuto de las interminables líneas de metro, de mirar sus manos agrietadas mientras realiza todas las tareas de limpieza, de cocinar deliciosos platos que ella no podrá disfrutar. "Si pudiera salir de mi vida, aunque fuera tan solo un minuto"
Se levantó a las 5 y media de la mañana para poner la lavadora, tender la ropa, levantar a su pequeña y coser el mono de su marido. A las 7 y media entraba en su primer vagón del día con dos mochilas de nylon a cuestas y otra de carne y hueso. No, por qué pensó esto. "Mi niña, mi preciosa niña, no eres una mochila, eres mi vida. Y hoy ni siquiera me ha dado tiempo a ponerte ropa limpia y Dios mío, te puse calcetines diferentes"
Se sienta frente a mí y yo la miro pensando que es la primera mujer de color que veo y que me parece que tiene "mala cara". Sea por el tono de la piel, por su mayor masa muscular, rasgos más amplios y generosos, más brillo facial, ojos y labios grandes nunca me da la impresión de aspecto demacrado o cansado como en una persona europea, con palidez amarilla, ojeras, rasgos caidos, finos. La naturaleza africana y americana es inmensa, grande, abierta y así son la cultura y los cuerpos y rostros de sus gentes. Manos y brazos inmensos y fuertes para dar y recibir. Generosidad salvaje en contraposición, por ejemplo, con oriente y la gente asiática. Donde todo es hacia dentro, comedido, mínimo. Sus,eso sí, maravillosos rituales de movimientos milimétricos. Y sus cuerpos y caras con orificios y pronlogaciones pequeñas, labios y ojos más que finos, mezquinos.. Y brazos cortos, no hay necesidad de dar, ni la hora. (Y que conste que yo soy una fanática de la cultura y comida japonesas; y de su espirtualidad budista, Tao Te King, I Ching.. pero es lo que me sugieren las diferencias de cultura y corporales)
En fin, pensé todo esto, mientras me daba cuenta que Eliza era la primera persona negra, que me podía parecer con ese aspecto de abatimiento, dificil de ver en un rostro de color.
A las 10 y media solo le quedaba una de sus mochilas. Había dejado la otra y a su niña en casa de una pariente de su país que le pillaba a la otra punta de Madrid. Pero, qué remedio, no tenía a nadie más y no podían permitirse una guardería. Y para aprovechar, después de cruzarse la ciudad hasta la casa de su pariente, aprovechaba y hacía la primera casa de sus cinco diarias. Bueno, en realidad, eran 6 porque también tenía que hacer la suya.
Eliza no mira su teléfono como todos los que allí estamos. Ni lee. La veo inmóvil, casi muerta con los ojos abiertos. Se le pasa por la cabeza "si realmente es mejor morir que nunca haber nacido". Se evade por un minuto de las interminables líneas de metro, de mirar sus manos agrietadas mientras realiza todas las tareas de limpieza, de cocinar deliciosos platos que ella no podrá disfrutar. "Si pudiera salir de mi vida, aunque fuera tan solo un minuto"
sábado, 23 de abril de 2016
Perder miedos y ganar dioses
Vuelo Madrid-Palma, diez y cuarto de la mañana, el Airbus toma la última curva hacia la pista de despegue.
Yo voy sentada en pasillo.
(Para las idas escojo pasillo y primeras filas, para salir cuanto antes a la reunión que tenga. Para las vueltas, más relajada tras los temas laborales que haya despachado, me pongo en ventanilla para perderme entre las nubes, las puestas de sol, las lucecitas de las ciudades... Así soy, supongo, mitad pragmática mitad soñadora. Y porque lo digo yo, y porque yo lo valgo.)
Pues bien, en ese momento en el que el morro del avión encara la pista de despegue, mi compañera de asiento, la que está sentada en el medio de los tres asientos, se persigna.
(Me vino a la mente cuando a mí me daba miedo volar y no me persignaba pero mentalmente me encomendaba al universo y la justicia divina. Siendo estrictos, yo comencé no teniendo miedo a volar pero me vino de repente cuándo sufrí un accidente de autobús y simplemente fui hiper-consciente de que cualquier cosa puede fallar en cualquier momento. Y sabiendo lo que pasa cuando algo falla en un avión... Así que durante un año o dos me duró la hipersensibilidad a cualquier agente que pudiera ocasionar un fallo, vibración, ruido o movimiento en la cabina. Vamos, que cagada todo el viaje. Pero igual que me vino el miedo, se fue un día en el que tuve que embarcar a las 6 y media de la mañana en un vuelo que salía a Las Palmas a las siete. Ni sé a la hora que me había levantado para estar lavada y peinada a las 6 en la T4. Iba con mi jefe a una reunión para cerrar un proyecto muy importante,. Y entre el madrugón, el agotamiento que tenía y el agobio por la executive meeting, por un momento, cuando pasamos por unas turbulencias cuando estaba dormida, medio abrí los ojos y casi pronuncié, "que se caiga ya el puto avión y descansó de una vez-". Oye pues esas palabras a punto de ser musitadas por mis labios, fueron como mi mantra salvador y nunca más tuve miedo a volar. Y es que los miedos son así. LLegan a un punto y cuando no nos pueden joder más, pues desaparecen. Eso sí, automáticamente, aparece otro miedo. Cuando perdí el miedo a volar, apareció mi miedo a tocarte. Después el de besarte. Más tarde, el de tenerte. Para que llegara, por fin, el de perderte..)
El caso es que habían pasado 10 minutos en estos pensamientos y en la espera del avión, "por tráfico aéreo de la base de Torrejón", nos dijeron. Así que esta vez sí comenzamos la aceleracón y el movimiento de espaladas pegadas a respaldos y caras de aceleración, cuando mi compañera se santiguó de nuevo. Ahhh, es que la otra vez ya había caducado porque habían pasado 10 minutos. La buena mujer actualizó su petición al Señor, de hacer un buen despegue de nuevo, por si la otra ya se le había olvidado.
Pero cual no sería mi sorpresa, cuando mirando por la ventanilla, veo que el que está sentado junto a ella, tiene un rosario plateado de dedo y también se está santiguando!! Mis dos compañeros haciendo invocaciones al Grandísimo! Llevo por lo menos 40 trayectos sin que me haya tocado con ningún católico embarcado y me tocan dos juntos!
Pues no sé si fue por estos 2 cenizos pero al abandonar el cemento, el avión se movió violentamente, como nunca. Por un momento yo también me acordé de Dios y lo vi diciendo, "pesados, no sabéis que no se molesta por chorradas?? Ahora os vais a enterar!"
Pero bueno, pasó ese momento y Dios se volvió a apiadar de nosotros y llegamos sanos y salvos a Mallorca.
Es verdad que pensamos "y pedimos" a Dios cuando las cosas están fuera de nuestro control. No practico ninguna religión aunque bautizada católica y simpatizante de budas y taos. Pero creo que casi todos pasamos por momentos, duros, críticos, de supervivencia en los que nosotros no podemos tener el control y lo único que podemos hacer es una invocación. Y no me refiero al Dios de barbas, sino a un padre protector. Si nos viéramos en una situación en la que nosotros mismos no podríamos hacer nada por nuestra vida o la de nuestros seres queridos, supogo que al final, ese tiempo lo dedicaríamos a orar, a rezar, a pedir...
Pero vamos que a misa no voy a ir.
Ni a la puerta de tu casa.
Yo voy sentada en pasillo.
(Para las idas escojo pasillo y primeras filas, para salir cuanto antes a la reunión que tenga. Para las vueltas, más relajada tras los temas laborales que haya despachado, me pongo en ventanilla para perderme entre las nubes, las puestas de sol, las lucecitas de las ciudades... Así soy, supongo, mitad pragmática mitad soñadora. Y porque lo digo yo, y porque yo lo valgo.)
Pues bien, en ese momento en el que el morro del avión encara la pista de despegue, mi compañera de asiento, la que está sentada en el medio de los tres asientos, se persigna.
(Me vino a la mente cuando a mí me daba miedo volar y no me persignaba pero mentalmente me encomendaba al universo y la justicia divina. Siendo estrictos, yo comencé no teniendo miedo a volar pero me vino de repente cuándo sufrí un accidente de autobús y simplemente fui hiper-consciente de que cualquier cosa puede fallar en cualquier momento. Y sabiendo lo que pasa cuando algo falla en un avión... Así que durante un año o dos me duró la hipersensibilidad a cualquier agente que pudiera ocasionar un fallo, vibración, ruido o movimiento en la cabina. Vamos, que cagada todo el viaje. Pero igual que me vino el miedo, se fue un día en el que tuve que embarcar a las 6 y media de la mañana en un vuelo que salía a Las Palmas a las siete. Ni sé a la hora que me había levantado para estar lavada y peinada a las 6 en la T4. Iba con mi jefe a una reunión para cerrar un proyecto muy importante,. Y entre el madrugón, el agotamiento que tenía y el agobio por la executive meeting, por un momento, cuando pasamos por unas turbulencias cuando estaba dormida, medio abrí los ojos y casi pronuncié, "que se caiga ya el puto avión y descansó de una vez-". Oye pues esas palabras a punto de ser musitadas por mis labios, fueron como mi mantra salvador y nunca más tuve miedo a volar. Y es que los miedos son así. LLegan a un punto y cuando no nos pueden joder más, pues desaparecen. Eso sí, automáticamente, aparece otro miedo. Cuando perdí el miedo a volar, apareció mi miedo a tocarte. Después el de besarte. Más tarde, el de tenerte. Para que llegara, por fin, el de perderte..)
El caso es que habían pasado 10 minutos en estos pensamientos y en la espera del avión, "por tráfico aéreo de la base de Torrejón", nos dijeron. Así que esta vez sí comenzamos la aceleracón y el movimiento de espaladas pegadas a respaldos y caras de aceleración, cuando mi compañera se santiguó de nuevo. Ahhh, es que la otra vez ya había caducado porque habían pasado 10 minutos. La buena mujer actualizó su petición al Señor, de hacer un buen despegue de nuevo, por si la otra ya se le había olvidado.
Pero cual no sería mi sorpresa, cuando mirando por la ventanilla, veo que el que está sentado junto a ella, tiene un rosario plateado de dedo y también se está santiguando!! Mis dos compañeros haciendo invocaciones al Grandísimo! Llevo por lo menos 40 trayectos sin que me haya tocado con ningún católico embarcado y me tocan dos juntos!
Pues no sé si fue por estos 2 cenizos pero al abandonar el cemento, el avión se movió violentamente, como nunca. Por un momento yo también me acordé de Dios y lo vi diciendo, "pesados, no sabéis que no se molesta por chorradas?? Ahora os vais a enterar!"
Pero bueno, pasó ese momento y Dios se volvió a apiadar de nosotros y llegamos sanos y salvos a Mallorca.
Es verdad que pensamos "y pedimos" a Dios cuando las cosas están fuera de nuestro control. No practico ninguna religión aunque bautizada católica y simpatizante de budas y taos. Pero creo que casi todos pasamos por momentos, duros, críticos, de supervivencia en los que nosotros no podemos tener el control y lo único que podemos hacer es una invocación. Y no me refiero al Dios de barbas, sino a un padre protector. Si nos viéramos en una situación en la que nosotros mismos no podríamos hacer nada por nuestra vida o la de nuestros seres queridos, supogo que al final, ese tiempo lo dedicaríamos a orar, a rezar, a pedir...
Pero vamos que a misa no voy a ir.
Ni a la puerta de tu casa.
lunes, 21 de marzo de 2016
Ego again
Bajo
por la rampa de la vía 3, esta vez, destino Lleida. Estoy en un estado
relajado y risueño. No he madrugado demasiado, orgullosa del modelo elegido para la
reunión, el resultado final de mi pelo y disfrutando de la corriente de aire
fresco que siempre recorre Atocha.
Justo
antes de finalizar la rampa veo a una pareja con grandes maletas y bolsas
gigantes, de estas con ruedas, que suele llevar la gente extranjera cuando
llevan cosas a sus países, o intercambian géneros entre tiendas. Pues las
ruedas de uno de esos mega-bolsos, se atascaron al final de la rampa y, mientras
el chico tiraba con fuerza para hacerse con él, la rampa continuaba el
movimiento y yo con ella, de modo que me iba a chocar con el enorme bulto y ya
solté con notable cabreo hacia el lento latino “joder, por favor, quitad eso”,
mientras consiguió arrastrarlo nuevamente. Así que, no hubo mayor incidente ni fallecidos.
Me
dirigí a mi vagón, el 6, y ellos caminaban a mi lado.
Ella
muy jovencita y pequeña. No podría asegurar que fuera la hija o la esposa
del hombre, que era muy corpulento (vamos, gordo). Igual parecía el padre por
ser gordo; de todos es sabido que la gordura, te echa años encima en la
apariencia. Ambos llevaban gafas, se notaba que eran antiguas, de muchos años y
pasadas de moda. Y luego me seguí fijando en la ropa. También algo “pasada”.
Él
llevaba dos bultos que, movía con mucha dificultad. Después de unos pasos,
intercambió uno de ellos, con ella que, acabó arrastrando con las diminutas
ruedas. Apenas podían controlar y mover todos los bultos que llevaban.
Yo los
miraba y mientras miraba sus gafas, su ropa, sus esfuerzos… Me avergoncé de mí
misma y del egoísmo y ego que solo nos lleva a pensar en nuestro puto bienestar
en esta super-sociedad. También me avergoncé por todos los demás yupies que
iban luciendo sus maletines y móviles de última generación, sin ni siquiera
mirarlos. Esperaba que algún varón, con brazos musculados, modelados en los
modernos aparatos de los gimnasios de moda, se dignaran a colaborar. Pero no.
Sentí
deseos de ayudarles durante toda la vida, casi como si mis pensamientos
anteriores en la rampa, hubiesen generado una deuda vitalicia con ellos. Fui
hacia la chica y le dije,
- "Te ayudo, lo llevamos entre las dos" - y tomé un asa del bolsón negro. - ¿En qué coche estáis?
- Ay muchas gracias, en el 7 - sonrió
- Ah pues vamos juntas, yo estoy en el 6. - ¿hasta dónde vais?
- A Barcelona
Cuando llegamos a la puerta, yo subí antes
que ella, apoyé el maletín de mi portátil y tiré con fuerza para subir la
maleta, mientras ella lo empujaba desde abajo, en el andén.
-
“Buen viaje”, les dije, con toda la sinceridad y autenticidad que pude
reunir.
Realmente
me sentí bien porque, por una vez....otra vez....esta vez.... había conseguido
desmontar a mi ego. Pasé de pensar solo en mi bienestar y en no sufrir daños en
mis medias, a sentir su sufrimiento, pobreza, malestar, incomprensión.
Me
alivian esos momentos en que soy consciente de esos esquemas del ego, cuando logro hacer una re-interpretación y modificar mis actos. Sin embargo, tengo la
inevitable sensación de que en tantas y tantas ocasiones no puedo, no podemos
darnos cuenta. Nos es imposible descodificar la verdadera señal y solo nos llegan los
mensajes distorsionados.
Pero, al menos, con una vez, con cada vez que la vida se nos demuestra o podemos verla como tal, en ese instante, hemos conseguido la inmortalidad.
viernes, 11 de marzo de 2016
Momento sauna y follar al alma
Llevo pocas semanas yendo a una nueva
piscina. Me cambié de casa y es la que me queda más o menos cerca. He mejorado,
sin duda, respecto a la piscina a la que iba antes. Esta tiene la mezcla estética que me
encanta, edificio antiguo por fuera e instalaciones ultra-modernas por dentro.
Hasta ahora solo había ido a la piscina y nunca había visitado la sauna que se encuentra en las mismas instalaciones.
Pues
bien, el otro día fui con la bolsa de todo el kit de piscina al trabajo para ir
nada más salir. Y como llovía bastante, no me apetecía volverme a meter en el
agua. Así que dije, este es el día perfecto para conocer la sauna.
Entrego
el bono en la entrada y pido que me apunten para la sauna (hay un máximo de 5 personas en cada turno) para el siguiente turno, si hay hueco. La bedela, me dice
“pasa si quieres ya, aunque son y diez que creo que hay una persona o nadie y
te puedes quedar un poco más para el siguiente horario”. Loca de alegría por no
tener que esperar, me dirigí con paso rápido a la puerta. Me moría de ganas de
entrar.
Entro y
veo que no hay nadie fuera, solo veo, a través del cristal, que hay una persona
dentro del pequeño y ardiente habitáculo. Perfecto, así me quito la ropa tranquilamente, pienso. Me voy quitando
todo y, por fin, las gafas (para piscina y estas cosas, tengo que renunciar a
las lentillas,jo). Vuelvo a mirar a quien está dentro, porque me surge la pregunta de si me voy a entrar con o sin la parte de abajo y quiero saber cómo estará la que
está dentro. Pero tampoco quería mirar mucho, no se pensara que estaba mirando
algo, oye tú. Finalmente tomé una decisión conservadora y me la quedé.
Con
decisión abro la puerta y me encuentro que el cuerpo que veía (o más bien no
veía en ausencia de mis gafas) era el de un hombre de unos 50 años, calvo y con
perilla. Y de la parte de abajo, qué decir. Este si que no llevaba nada y
estaba sentado con las piernas tan abiertas que no se puede ya decir
espatarrado sino quasi-espagar.
Inmediatamente,
pregunto o casi rebuzno en grititos, “pe-pe-pero esta no es la sauna de las
chicas??” y después, me viene un pensamiento de que… será mixta y le vuelvo a
decir al buen hombre “o es mixta??”
El
hombre muy tranquilo y con una sonrisa me responde, “la de las chicas es la
puerta de enfrente”. Ahora entiendo todo. Yo di por hecho que la sauna de las
chicas era la puerta contigua a los vestuarios de las chicas y viceversa, y
entré directamente sin mirar el cartelito. O incluso, mirándolo dando por hecho
que era el de las mujeres. Porque lo lógico sería que la sauna de mujeres
estuviera al lado de sus vestuarios. Y la de los chicos, junto a los suyos.
Pero no, estaban cruzados. Ante este fenómeno dos preguntas:
-
Quien diseña eso? Y por qué toma esa decisión un tanto ilógica? Por
pura ineptitud? O simplemente no se pensó en ese detalle.
-
Por qué yo lo obvié?y realicé un acto dando por hecho una decisión
externa sin observación ni pensamiento internos. Actos automáticos.
El caso
es que el hombre muy amable, me dijo finalmente, "pero puedes quedarte". No te
fastidia, pensaréis. Pero no, yo lo vi muy natural. Y ahí estaba yo, con mi
mini-toalla anudada a la cintura, pechos al aire y pensar que me tenía que volver a vestir
para ir al otro extremo del pasillo a la sauna de mujeres… Uff. Para eso sí soy más
vaga y coherente conmigo que correcta socialmente o moralista. Le dije, “pues
sí, me quedo, total van a ser 15-20 min que es lo que voy a tardar en vestirme
e ir a la otra”
Y allí me quedé. Intercambiamos las típicas frases del momento…
“si hubiera sido a la inversa y un hombre entra en la de las mujeres, se monta”
“que volviera cuando quisiera, jeje”. Después, entró otro hombre también de 50,
este en bañador, un poco gordito y dije “es que me equivoqué y me voy en 5
minutos, no quiero molestar”. “Nada mujer, lo malo que no has coincidido con
chicos de tu edad que ya que estabas”…
Bueno y
en esa línea agradable-humorística fueron pasando mis minutos en la sauna de
los hombres. Fui a ducharme y me alivió que la ducha tenía puerta, así que como alma
que lleva el diablo me di una ducha rápida y
vestí como pude en el baño. Al salir el primer hombre también ya se
había duchado y se estaba terminando de vestir. Y me dijo que si tenía novio,
le dije que sí. “Estás mejor desnuda que vestida”. Esta frase me la han dicho
casi siempre mis amantes.. Y siempre me he preguntado si es algo que siempre
dicen las amantes como piropo (que no sé, porque yo nunca la he dicho.. .o por
lo menos no lo digo como piropo o cumplido) o es realmente cierto. Yo realmente
lo pienso, que estoy mejor desnuda que vestida. Es una pena que no pueda ir
caminando por la calle así. O, tal vez, es que mi cuerpo era para estar por la
selva o en un lugar utópico para pasear como dios nos trajo al mundo. Cada vez
lo pienso más. Aquí no se está bien con tanta ropa y tantas capas y estados
externos (metro, oficinas, etc.)
Después
pensé si había hecho bien en quedarme o tenía que haber tomado la decisión de
irme a la de chicas. Y que muy pocas mujeres lo habrían hecho. Yo no lo dudé ni
por un momento. Me quedé en la de los hombres porque no me importa lo más
mínimo lo corporal. A ver, me importa mucho el cuerpo, lo intento cuidar,
mimar, escuchar, darle placer… Me refiero a las diferencias de los genitales,
me dan igual. Tampoco me quedé, como pensaría una hetero, para que me hicieran
la ola o me sintiera mirada y/o admirada. Sencillamente me pareció lo más
sencillo y no me importaba nada estar en tetas y al lado de un tio espatarrado
con su super polla. Fue muy agradable estar con ellos, la verdad. Seguramente
hasta más que si hubiera coincidido con varias mujeres que siempre están
hablando de chorradas o criticando.
Y
siempre me han interesado más las almas que los cuerpos. O si quieres, la
preciosa unión entre ambos. Jamás me ha despertado deseo un “cuerpo solo”, tengo
que sentir algo. Y ese algo que tengo que sentir es el alma. Ya sea por la voz,
un gesto… o a veces un no-se-sabe. Realmente
tengo que estar prácticamente enamorada para practicar el sexo. Si no, para
qué? Tengo que sentir algo fuerte para sentir el fuego del sexo y follar bien.
Si no siento el alma me da pereza follar y lo hago mal.
Tengo
que follar con el alma y follar al alma.
martes, 23 de febrero de 2016
Game Over
Siempre
he sido algo adicta a los juegos de encajar piezas, tetris y similares. En su
época de moda, que estaba en el instituto, mientras algunos y algunas se
piraban para jugar al mus, yo pertenecía al grupo de las monedas de 5 duros
para el tetris. Nunca llegué a ser demasiado buena, tal vez por eso, seguía y
sigo enganchada. Supongo que todos seguimos enganchados a lo que se nos da mal,
a lo que no hacemos con soltura y maestría e intentamos que la práctica nos
ayude a mejorar.
¿Tal
vez por eso nos aferramos a amores en los que no somos felices pensando que
puede haber alguna manera de encontrar el equilibrio y la plenitud en esa
pareja? Que puede que todo es porque no tenemos la habilidad necesaria y
debemos practicar más. Que hay una forma en que todo encaje y debemos encontrarla…O igual
con los trabajos que no nos gustan o pensamos que no encajamos y queremos
encontrar la manera de hacerlo.
La
verdad, a veces veo a personas mucho menos inteligentes que yo que toman las
decisiones muy rápido cuando algo no les cuadra. Y yo me obceco en encajar las
piezas durante un tiempo. La mayoría de
las veces, luego me doy cuenta de que si hubiera abandonado en el momento inicial
habría sido mejor. Porque el tiempo dedicado a intentar que todo encajara no
mejoró nada o incluso empeoró.
No sé,
creo que lo tomo como un reto intelectual. La gente me dice “pero deja ya a esa
tía”, como aguantas esas cosas. Pero en realidad para mí no es aguantar. Para
mí dedicar más tiempo a una relación no es estar enganchada a ella, no afecta a
mi autoestima o bienestar psicológico. Simplemente me da cosa abandonar el
juego sin haber aguantado otra partida más. Porque estoy convencida de que, en
todo, hay una forma de encajar todas las piezas y solo hay que encontrarla para
que todo funcione. Si no sucede, si algo no funciona en mi vida es mi total
responsabilidad, es porque no encuentro la forma.
Así que
así sigo, enganchada a estos juegos.
El caso
es que ahora tengo app en mi Android en la que tengo 3 elementos o figuritas
para encajar en un enjambre de huecos. Si coloco una, pues vuelve a salir la
tercera para volver a tener 3 siempre disponibles. El caso es que me fastidia
que cuando uso una y con las dos que me quedan en ese momento no hay más
posibilidades de que entren en los huecos que quedan, aparezca GAME OVER, aunque
la tercera que ya esté saliendo sí encajaría y por lo tanto no sería game over
y podría seguir jugando. Pero me cortan la jugada cuando me está saliendo la
pieza perfecta para ganar seguir jugando o superar mi record.
Me fastidia
porque igualmente pasa muchas veces en la vida. Que cuando has entendido todo,
cuando ya podría cuadrar todo, ya no tienes la oportunidad de jugar la partida.
Y es que la vida sigue su curso, su ritmo, sin importarle el tiempo que tú
necesites o las piezas que tengas para seguir jugando.Tu partida no es la
misma que la de tu chica, la de tu familia o la de tu empresa, tus amigos…. Así
por mucho que nos esforcemos en ganar rapidez y habilidad en nuestros tetris
particulares, la vida no es solo nuestra partida, sino que en un momento, en
una pareja, en una empresa… se están simultaneando muchas partidas más. Y el
encajar todas mis piezas en un instante de mi vida, no garantiza nada.
. ¿Será
así en la muerte? ¿Tendremos la pieza perfecta ante nuestros ojos para tener la
partida maestra, para entenderlo todo y poder vivirlo plenamente y nos cortarán
la jugada?
Bueno, me consolaré con lo de que, al fin y al cabo, en todo, la práctica ayuda. J
domingo, 7 de febrero de 2016
Lo malo
De cuando consigues algo (o alguien), es la pregunta que inevitablemente viene después ¿y ahora qué?
Ahora qué pasa. Tanto para esto?
Y no porque el reto conseguido no aporte un poquito de felicidad o colme ligeramente nuestros apetitos, sean los que sean.
Es que nos quedamos sin objetivo, sentimos de nuevo el vacío que tira de nuestro pecho como un perro rabioso.
Ya sé, ya sé, sr. Gautama, el sufrimiento y el vacío de los humanos provienen del deseo. El buscar incesantemente un objetivo no es más que el círculo vicioso que acaba generando siempre insatisfacción. Pero oiga es que para ir a meditar, a hacer yoga o a comprar naranjas hay que tener una mínima intencionalidad, vamos que un poquito de deseo. No me veo vegetando (curioso palabro, vegetar, quien lo inventaría?, a mí me pega más con un significado que fuera, vivir entre vegetales)..
En fin, por eso, tal vez, me gustan tanto los estados inacabados, los puzzles sin terminar, las ventanas sin cortinas(siempre aún por poner), los huecos para cuadros que nunca son ocupados, las no-etiquetas en las relaciones sentimentales.. Todos esos momentos que pueden serlo todo, y que al mismo tiempo no son nada. Son guiños a la ilusión porque no han culminado aún. Están por llegar. Lo que en la escatologia cristiana se diría, está aquí pero todavía no ha llegado.
Porque cuando realmente culminamos algo, finalizamos, ocupamos, etiquetamos, conseguimos, conquistamos, ganamos, obtenemos.. es, al mismo tiempo, su fin.
Ahora qué pasa. Tanto para esto?
Y no porque el reto conseguido no aporte un poquito de felicidad o colme ligeramente nuestros apetitos, sean los que sean.
Es que nos quedamos sin objetivo, sentimos de nuevo el vacío que tira de nuestro pecho como un perro rabioso.
Ya sé, ya sé, sr. Gautama, el sufrimiento y el vacío de los humanos provienen del deseo. El buscar incesantemente un objetivo no es más que el círculo vicioso que acaba generando siempre insatisfacción. Pero oiga es que para ir a meditar, a hacer yoga o a comprar naranjas hay que tener una mínima intencionalidad, vamos que un poquito de deseo. No me veo vegetando (curioso palabro, vegetar, quien lo inventaría?, a mí me pega más con un significado que fuera, vivir entre vegetales)..
En fin, por eso, tal vez, me gustan tanto los estados inacabados, los puzzles sin terminar, las ventanas sin cortinas(siempre aún por poner), los huecos para cuadros que nunca son ocupados, las no-etiquetas en las relaciones sentimentales.. Todos esos momentos que pueden serlo todo, y que al mismo tiempo no son nada. Son guiños a la ilusión porque no han culminado aún. Están por llegar. Lo que en la escatologia cristiana se diría, está aquí pero todavía no ha llegado.
Porque cuando realmente culminamos algo, finalizamos, ocupamos, etiquetamos, conseguimos, conquistamos, ganamos, obtenemos.. es, al mismo tiempo, su fin.
sábado, 12 de diciembre de 2015
martes, 2 de diciembre de 2014
Papá, en el colegio me dicen que parezco un señor mayor
Tomás entró después de su padre.
Difícil no ver sus gafas aunque estuvieras en la otra punta del vagón, o en otro vagón o en tu casa desayunando.
Las gafas verde fosforito, de pasta o plástico, no sé bien. Más que grandes, monstruosas, ocupaban gran parte de su cara, sus cejas, su pelo y practicamente invadían el aura de todos los que estábamos allí. Los cristales, dos ventanas al desconocido mundo de las matemáticas, el inglés y las broncas de sus padres.
Su padre viste mono azul de fábrica de toda la vida con chaleco de plumas gris oscuro. Mira a Tomás en silencio y es imposible averiguar si esta viendo realmente a su hijo o al artefacto que luce (o más bien, desluce) en su cara. Piensa, "igual me he pasado al comprarle esas".
Tomás antes llevaba unas gafas de pasta negra al estilo Ray Ban. Él es muy tímido y se pone muy serio, y siempre viste de colores oscuros como su padre. Todas las tardes, cuando volvía del colegio repetía en casa, que en el colegio le decían que parecía un señor mayor. Y su padre tenía que escucharlo mientras calculaba si llegarían a final de mes y encima el coche se ha estropeado y su mujer piensa que puede estar embarzada.
Una tarde fue a buscar a Tomás al colegio y el niño se lo volvió a repetir, "papá, me han dicho....". No le dejó terminar la frase, le cogió fuertemente de la mano y dijo ahora mismo vamos a la óptica.
- Así que no quieren unas gafas serias. Estas son muy alegres y con ese tono verde tan divertido, no lo va a llevar un señor mayor. Es un modelo precioso para un niño...
Ahora a Tomás lo llaman semáforo
Aunque él ya no dice nada
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