Hay
tantas luchas, tantas…
Llegar
a tiempo a trabajar, mantener el cuerpo bikini año tras año, no fumar demasiado,
no ser demasiado borde, ni demasiado ingenua, aguantar no desnudar y hacer el
amor al amor de tu vida en el café Belén, luchas existenciales, luchas por ser, por no ser, por ir, por venir,...
Jamás
me había imaginado esta nueva lucha en mi vida.
Y es
que el tonto del nuevo senior account manager contratado en mi empresa pone un
bote gigante lleno de gominolas sobre la mesa mientras dice sonriente “es que
yo siempre tengo un bote de gominolas en la mesa” “ es que soy adicto”
Toma y
yo!! Por eso precisamente nunca podría tener un bote de gominolas en mi mesa.
Ni a 4 metros en línea recta desde mis ojos.
Que se esfuerzan, los pobrecitos, en concentrarse en la pantalla mientras hacen el movimiento involuntario de
escaparse al BOTE. Dios, voy a acabar con un tic o, peor, dispersión visual
severa. Seré el primer caso de la ciencia y medicina con esa patología ocular.
Platanitos,
fresitas, tronquitos, moritas…. Ayyyy si ya parezco Flanders!
Y pienso... es increíble. Jamás habría pensado que tendría que enfrentarme a esta lucha.
Si le
despiden, se llevará su bote :-) O si acaba teniendo algún trastorno de
salud… Bueno, que no le deseo nada malo al chico, pero esa cantidad de azúcar no puede
ser buena.
Será
tonto..
Sí, el
tonto del bote.