Parece que fue ayer cuando viniste con tu cara roja a pedirme ese favor. Nunca pido favores, me dijiste, pero esta vez lo necesito realmente. Jamás me niego a hacer favores, pero esta vez, era algo que realmente me iba a costar. Cuando me lo dijiste, yo también acabé con la cara roja. Y eso que, en ese momento, ni siquiera imaginaba lo que iba a ocurrir.
Vale, pero no me metas prisa, te advertí. Te he dicho que esto me va a costar. Espero que, por lo menos tú me ayudes.
Haré lo que pueda, respondiste.
Ahora recuerdo las risas y lágrimas de después.
Ays....Me encantan los mensajes encriptados, será por mi sangre egipcia?, jaja! Besos y buen finde
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