El otro día me hizo sonreir ver, en un centro comercial, a una niña de unos siete años que llevaba de la mano y guiaba a su madre ciega.
Me imaginé un sentimiento de orgullo. El orgullo de la niña por haber llevado a su madre por la vida. Y lo orgullosa que iría la madre, a lo largo de los años, con su hija.
En la vida vamos teniendo distintos guías, maestros y apoyos. Y está bien cambiar los papeles. Que el hijo guíe a los padres. Y que los alumnos enseñen a los profesores. Mi profesora de teatro aprendió de mí, que seguro que existe alguna mariquita cuadrada y que la voz solo sale nítida desde los pechos enamorados. A mi maestra de yoga, a no preocuparse si tosía mientras meditaba. La tos no siempre es provocada por la mente para joder. Y a mis padres les he enseñado más cosas que ellos a mí; para eso ya me hicieron de buena calidad y me mostraron, con sus actos, cómo adorarles.
"Obras son amores y no buenas razones"
ResponderEliminarmariquita cuadrada otro enigma como las unidades diderot :))