Rojo, agua y metal.
El fuego derrite el metal. Y el agua apaga el fuego.
La cera tarda mucho en calentarse. Le cuesta. Descansa espesa en el fondo y hace intentos en forma de pequeños montículos perezosos.
La muevo, la giro, la meneo.
Espero.
Miro. Espero. Y vuelvo a mirar.
El volcán va adquiriendo su estado de erupción. Está muy caliente. Muevo. Un columna de lava por fin se erige aún semi-sólida. Se expande. Se divide. Y llegan las pompas líquidas. Movimiento lento. Nadan. Más bien, bucean. Primero dos o tres grandes. Y luego muchas pequeñitas.
El volcán está en pleno funcionamiento. Nutriendo el movimiento y la textura de su lava caliente y húmeda.
Y yo me acuerdo de la canción de La Unión. Ella, ella, ella es un volcán....
(Esto de los finales, ultimamente, ni con calzador)
... y el aire dónde está el aire :)
ResponderEliminarAh, ya, cómo no lo veo... ;) Pero, claro es lo que faltaba...el aire nutre al fuego...
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