¿Solo yo?

Tengo la sensación de que el metro está habitado por autómatas.

Pálidos amargados que nunca sonríen.

La luz influye, ya sé, diseñada para sacar la mayor fealdad de la clase obrera. Un mecanismo más de diferenciación social del que Marx desarrollaría varias obras en nuestros tiempos “Vais en metro, sois la escoria, sois feos, estáis enfermos y está prohibida cualquier gesto que denote felicidad”

El caso es que yo llego siempre corriendo, enérgica,  lozana, me quito el abrigo la chaqueta y, a veces hasta la camisa (llevo camisetilla de tirantes, no se asusten) y de repente tengo las miradas de todo el vagón en mis hombros. Horrorizados, asustados, tal vez piensan que hasta soy una buscona o algo… O los más simples lo justificarán con que “pobrecita, tan joven y con los sofocos de la menopausia”. ¿Pero ellos no tienen sangre? Cómo pueden ir con veinte capas de ropa y la bufanda ahí dentro.

 Eso, los sin-sangre, la perdieron sin ni siquiera derramarla en ninguna batalla.

Luego llega el momento mp3 y sonrisas. Es que yo voy sonriendo, viviendo las canciones. Buenooo esoooo choca tanto con su cara de cartón. Cómo puede alguien osar a lucir una cara sonriente ahí dentro.

Y la impresión que siempre tengo:. ¿Son humanos? ¿Son personajes de mi propio show de Marta H? ¿Son extraterrestres?

Es una pena pero me temo que la respuesta es más simple.

Son gilipollas.

¿Esas personas tendrán una vida, glóbulos,  sonrisas, sexo? ¿Esperanza, fe, caridad? ¿Mirarán a las nubes, a los pechos de las muchachas?