miércoles, 19 de noviembre de 2014

Are you strong?


Está mirando hacia abajo y ladea la cabeza hacia la izquierda. Los estudiosos del tema dicen que al mirar a la izquierda estamos recordando. "Manu, cuando estoy mal necesito una persona como yo, alguien más fuerte"Le venían una y otra vez las mismas palabras. 





Manuel tiene una delgadez de esas que parecen insanas, hombros hacia delante y torso desgarbado  Hoy viste camisa de cuadros grandes azules de una talla mayor que la suya y pantalones de pana beige, también algo grandes. Tal vez, adelgazó en los últimos meses o es de esa gente que se compra siempre una talla más por si engorda. O porque no tiene conciencia de su cuerpo, de sus verdaderas dimensiones, o no quiere evidenciarlo. No quieren que nada de su cuerpo se vea, no por ocultarlo, ni siquiera llegan a ese paso posterior. El cuerpo sencillamente no existe. 





 Su nariz soporta las gafas desde que tenia 3 años y una curva que cada vez se agranda más se ha convertido en proa de su presencia. Y sus finos labios dibujan un paréntesis cuyas comisuras llegan casi al suelo. 





Mientras intenta sujetarse a alguna barra del vagón, vuelve a mirar abajo y a la izquierda y a recordar una y otra vez la frase que le dijo su novia." Cuando estoy mal necesito estar con alguien como yo, más fuerte".  


"Estúpida, ¿tú qué sabes de mí?", murmura, moviendo esas finas líneas de su boca y apretando los ojos para evitar que alguna lágrima tuviera la osadía de asomarse.
 

En la estación de Avenida de América sube una chica algo rellenita, más o menos de su edad, tempranos 30. Lleva o, más bien, arrastra una caja que apenas puede mover, parece muy pesada. Me pregunto como la habrá podido trasladar hasta allí. Viste una mini-falda vaquera, camisa ajustada blanca y chaleco negro. Ella sí marca y muestra su cuerpo. 




Manuel se fija en ella, logra levantar la cabeza y cambia el semblante. De repente puede pensar en otra cosa y se distrae mientras mira a la chica cómo busca y rebusca algo en su bolso rojo e intenta colocar la enorme caja entre los pies de la gente. Su cara se relaja por unos instantes y logra respirar empujando su pecho hasta que casi logra rellenar toda la tela de su camisa. 



Al llegar a Plaza de Castilla, ella se comienza a incorporar para salir. Le resulta complicado hacerse con la caja entre toda la gente corriendo para salir. La empujan y tiran de su bolso, teniendo que salir sin casi poder sujetar la caja. Manuel está mirando fijamente la escena y tira con decisión de la cuerda de la caja con su mano derecha. Miró a la chica y le dijo: "tranquila, te la llevo yo". 



Ella sonrió y le respondió
 "muchas gracias, qué fuerte eres"


















 


lunes, 17 de noviembre de 2014

Las batallas

Siempre dejan olor a pólvora y sangre seca

Miembros amputados y órganos deshilachados

Gestos congelados, sorna en sonrisas forzadas

Codos y rodillas sin piel tras arrastrarnos días y noches por las zonas seguras para evitar las heridas

Brazos y piernas entumecidos, columna contraída por aguantar la tensión de la defensa ante los golpes

Eternas trincheras de estúpidas convicciones y esquemas inamovibles

Hastío

Hastío

No hay ganador ni perdedor

La única batalla es con y contra nosotros mismos

Luchamos por nuestros territorios desconocidos

Por conquistar aquello que nos convierte vulnerables

Por dominar el punto que nos vuelve débiles

No aceptamos la debilidad y luchamos

¿Por qué?

¿Es solo un afán de crecimiento?

¿Un mandato de nuestros antojadizos egos?

¿Es el instinto básico de aferrarse a la vida, a la supervivencia?

¿O no es más que destrucción?


Pd. Una vez luché por algo que ni siquiera deseaba





domingo, 2 de noviembre de 2014

Llegó con el pelo mojado


     - Estoy por Gran Vía por si te quieres pasar –  escribí a las 3
     - Acabo de salir del gimnasio y tengo que ir a casa a cambiarme y a comer, llegaré como pronto a las 5 – respondió ella
     - Ok, nos vemos en Callao
     - Me da tiempo a llegar a las 4 y media! – dijo un poco más tarde
     - Genial, qué rápida eres! :-)

A las 4:30 en punto me enviaba el whatsapp de que ya había llegado. Tras los dos besos y abrazarla suavemente pude rozar su pelo, aún húmedo…

Un cabello húmedo trae la frescura del agua de mandarinas
Urgencia de aires con olor a manzanas que las ramas no quieren abandonar
Pétalos de rosas secas tras ser adoradas días y días por Febo espléndido 
Hojas verdes alargadas con gotas minúsculas que hacen de espejo a los ojos ingenuos
Vuelo de almas y desplazamiento de tierras

Cabello húmedo

Sin conocimiento de su esencia
O, tal vez, sí
Manos que lo acarician, se confunden, entrelazan y se pierden
Y jamás vuelven a salir, ni encontrarse
Perdidas allí para siempre

Campanillas, violines, arpa y oboe
Seda blanca y terciopelo rojo

Último hálito
Primer aliento