martes, 24 de enero de 2012

Hoy la he vuelto a ver

Cuando yo he llegado al andén, ya estaba esperando. He pasado delante de ella y me he parado como a unos 5 pasos. La pantalla indica que quedan dos minutos. Lleva una chaqueta de punto beige, camisa blanca y pantalón marrón jaspeado. Botas con tacón bajo marrones. En un brazo el bolso grande marrón, de material sintético. Y en el otro, un plumas negro. La veía sin mirarla. Me había propuesto no mirarla esta vez. Me daba un poco de corte porque en las otras ocasiones no había parado de observarla y ella se había dado cuenta de que me atraía.  


Creo recordar que coincidimos varios días durante los meses de febrero y marzo del año pasado.  Me fijé en sus gafas rojas y en su cabello castaño, largo y muy liso. Me atrajo su expresión, la posición de su cuerpo, los brazos sobre las caderas y las piernas ligeramente abiertas, inclinando el tacón y dibujando círculos con la puntera. Una actitud muy grave y a la vez delicada. No podía dejar de mirarla. Me daba igual el descaro. Era una gota de agua en el panorama desértico de caretos mañaneros del metro. 


Nunca nos encontramos en los meses de calor. Así que, no  pude ver sus brazos al aire acariciados por unos tirantes. Ni su pecho bajo una camiseta fina de algodón. 


Hoy cuando pasé delante de ella y conté cinco pasos para marcar distancia estaba segura de que no iba a mirarla... El tren se paró y ella se dirigió a la puerta por la que yo estaba entrando. Apoyé la espalda en la puerta cerrada y ella se situó enfrente agarrándose a la barra.  No la miré ni una vez. Me mantuve con la mirada en otro punto pero sabiendo lo que hacía en cada momento. Hoy era ella quien no paraba de mirarme. Se bajó en Alonso Cano. Pude ver cómo subía la escalera mecánica mientras se ponía el abrigo. 


Pero

jueves, 19 de enero de 2012

La Teoría del PAN

Hoy he recordado una teoría que estudié en la carrera. La teoría del PAN. Mira que se estudian teorías en una carrera y acabas olvidando casi todas, pero yo me quedé siempre con esta. 


Resumiendo, y transformada sin duda por el paso del tiempo en mi memoria, viene a decir que todas nuestras relaciones con los demás (de tú a tú, entre dos) se pueden clasificar en tres tipos, según el rol que adquirimos en esa relación, cómo actuamos, cómo nos comunicamos:


Padre
Adulto
Niño


Es cierto que según con quien estemos, tomamos uno u otro papel. Y, en gran porcentaje, dependerá del papel que está jugando el otro. Con alguien muy maduro, si es más dominante su carácter sobre mí, tenderé a ser un poco niña. Lo normal, y no patológico, según la teoría, es que nos relacionemos de adulto-adulto. Pero por muy adultos que seamos, a veces nos gusta que nos protejan y actuamos como niños. O, las circunstancias nos obligan a asumir un papel.... 


Pues bien, me acordé esta mañana de esta teoría porque en el metro vi a una abuela que no medía más de metro y medio que cogía el brazo de su nieto de 1,90. Ella, de más de 80 años y él no pasaría los 17. Delgadita como un perro pulgoso y con el tembleque en las piernas y en los brazos apenas podía servir de percha al enorme abrigo gris que llevaba; se notaba que la había acompañado muchos años y ella había ido menguando mientras el abrigo había permanecido en su tallaje inalterable. Entraron en el vagón y de su cara, llena de pellejos, resaltaban dos ojos azules llorosos y enrojecidos. Sonreía. Del chico, sin apenas barba, salió una voz más que grave, cavernosa. "Por aquí, abuela". "Siéntate". Ella sonrió y se sentó mientras no dejaba de mirarle alelada. Él muy serio, explicaba donde tenían que bajarse. Parecía que, en cualquier momento, la abuela le iba a pedir un caramelo a su nieto... 

martes, 17 de enero de 2012

Blue Monday

Ayer, 16 de enero, fue el día más deprimente del año.


Hay un estudio sociológico, pseudocientífico de la Universidad de Cardiff que asegura que el tercer lunes de enero es el día más horrible del año. Las navidades han quedado atrás, hace un tiempo deprimente, aún poquísimas horas de luz. Queda muchíiiisimo tiempo para las vacaciones y casi siempre hay alguna frustración por haber fallado a los propósitos del nuevo año y a las citas no cumplidas. 


Pues fíjate que a mí me ha dado hoy el bajón. Porque para el 16 ya estaba preparada. Pero el 17.. ¿Qué pasa el día después?. 


Creo que no hay un estudio sobre el día más alegre del año. Pero, por lógica, tendría que ser unos 5 meses más tarde. El primer día que se me ha ocurrido ha sido el 30 de junio. O el último viernes de junio. Recuerdo cuando se acababan los exámenes del instituto, que solía coincidir con esa fecha. Y la fiesta posterior para celebrarlo. Cajetilla de Fortuna y jarra de calimocho. El día que terminé los exámenes de selectividad era la noche de San Juan... Sí, sin duda, el día más feliz del año ha de ser el último viernes de junio. 





lunes, 16 de enero de 2012

El árbol de la vida


Dicen que cuando nos engendran brota una chispa de luz que nunca se apaga. 
Esa luz anida para siempre en nuestro pecho. 
Y cuando nos morimos se va a vivir a una estrella y se junta con las luces de todos nuestros seres queridos. 




Pd. Estas frases me han surgido tras ver la película. 
En fin, diré que yo soy del bando de los defensores. No es una película fácil de ver. Más bien es para sentirla. Imágenes de una enorme belleza se entremezclan con afirmaciones y preguntas dirigidas a dios sobre el sentido de la vida. Una oda a la espiritualidad, a los valores éticos y casi se podría decir que cristianos. Y, en algunas ocasiones, desde la dureza de la crítica del que no entiende su destino ni su dolor. 


"Dios manda moscas a las heridas que debería lamer". 



miércoles, 11 de enero de 2012

De nuevo, perdí y recuperé

Hoy iba a llegar puntual, salí 15 minutos antes de casa. Y en el metro aún quedan asientos libres!. Me quito el abrigo, la americana del traje y me siento. Un día que empieza bien, pensé. Entre otros pensamientos que, hoy tocaban todos positivos, voy recordando mi imagen en el espejo. Francamente, este traje me queda genial. Fui hecha para llevar trajes. Y vestidos. 


Transbordo en Avenida de América. Voy con mi paso rápido subiendo las escaleras, en una mano el bolso y en la otra el abrigo y la americana. Llego al andén. Encuentro a mi compañero de trabajo Armando!! No le veía desde junio, que estuvimos en la fiesta de la empresa en Paris. Él siempre está fuera de la oficina haciendo consultoría en empresas.Es un hombre encantador, joven, guapo, siempre va repeinado, oliendo a colonia cálida y a hierbabuena de chicle. Es de estas personas a las que te encanta ver, que siempre te dan buen rollo. Vuelvo a pensar, qué buen día, me encuentro a Armando. 


Solo una parada, Gregorio Marañón, Armando sale y junto a él 300 personas más, a las que parece que han puesto un petardo en el culo porque casi me arrancan el bolso, el abrigo y hasta el sujetador. Sobrevivo al tsunami, me voy a sentar y, ohhhhh, mi americana ha desapericdooo. Corro hacia la puerta que aún se está cerrando pero no me da tiempo. Joder, no se pueden tener pensamientos positivos ni de vanidad. A la mierda el traje.  Seguro que se la llevan y no la devuelven. Es una americana gris, talla M, de Zara. ¿Hay algo más universal? 


Pero...no sé...en el fondo pienso que igual la devuelven. Yo lo haría (entre otras cosas, porque ponerte ropa ajena...) Así que veremos si la ley del karma funciona. Llego a mi parada, voy a la taquilla y se lo cuento al empleado del metro. Me dice: espera maja que voy a llamar a Gregorio Marañón. Mientras habla me pregunta que de qué color es. Gris, talla M, de Zara. Asiente con la cabeza y parece que le están diciendo que sí. Cuelga. "Que la han llevado a taquilla, ¿cuándo vas a ir a por ella?"


Fui por la tarde y me la entregaron meticulosamente doblada y metidita en una bolsa de plástico. Qué majos. 


Teniendo en cuenta que las cosas que pierdo, las recupero:

http://martahora.blogspot.com/2011/11/que-buena-soy.html

¿Funcionará esto de perder y recuperar, en el caso de las mujeres?

martes, 10 de enero de 2012

A las 19:30 horas

Me ha llegado un mensaje por el whatsapp, esta maravillosa aplicación que se tendría que llamar Scotch Brite porque ya no podemos estar sin él. Qué digo. Cómo pudimos vivir sin él. El mensaje es un párrafo del libro de Clarissa Pinkola, Mujeres que corren con los lobos. 



"Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando, también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos nos encontrará. Es algo que lleva mucho tiempo esperándonos. En cuanto llegue, no te muevas. Descansa. Ya verás lo que ocurre a continuación"

Pues bien, a las 19:39, me llega un correo de una tal laura que no conozco de nada y titula el asunto como: hola. Me dice que disculpe su atrevimiento pero que una amiga común le ha dado mi correo tras mucho insistir (ya sé que incluso sin conocerme soy irresistible). Que vive fuera y le gustaría conocer gente y tomar un café cuando venga a Madrid. 

Será casualidad, desde luego, pero no recuerdo que una desconocida me haya enviado un correo pidiéndome tomar un café, sin hacer yo nada, como acababa de decirme Clarissa. 

Claro, claro, las nuevas tecnologías permiten estos actos concomitantes. Concomitante, qué bonito palabro. 


lunes, 9 de enero de 2012

El publisher es la vida

Reviso otra vez el archivo del publisher. Hipervínculos, símbolos, imágenes.Todo parece estar correcto. En su sitio. Pero el publisher, todo lo mueve. Y basta editar la página html correspondiente para ver el detalle más insignificante descolocado. Tabulaciones pasadas por alto. Espacios antes inexistentes dominando ahora cualquier contenido...  ¿Quien lo ha modificado? El demiurgo del publisher. No tiene ninguna explicación lógica. Son alteraciones totalmente (o aparentemente) azarosas. De modo que ante mi archivo del publisher, elaborado meticulosamente y contemplando el más mínimo detalle no estoy viendo el resultado, sino la prueba. Tengo que editar, dar a un botoncito de guardar como página web filtrada para que pueda ver el resultado real de esa prueba. Hay un antes y un después de ese botoncito. Y no hay manera de conocer el otro lado antes de hacer ese trámite. Hoy tuve realmente esa impresión de que el demiurgo estaba operando y que hay dos tipos de realidades o mundos. O en definitiva, una sola realidad en dos mundos. 


Nunca podré conocer el resultado de ese archivo hasta que no pase por el trámite de guardar como y edite la html. Ese archivo es una prueba que tiene que ser validada y que, aunque no lo veamos, tiene múltiples errores que saldrán a la luz. 


Así el publisher es como la vida. Una prueba en la que, cuando estamos sobre ella, sabemos que hay errores pero no podemos verlos ni corregirlos. Y solo en el momento de actuar, de haber actuado, de haber dado al enter, desfilan ante nuestros ojos perplejos. ¿Siempre estuvieron ahí? ¿Los dioses los ocultan? ¿Qué pasaría si nuestra vida no estuviera llena de esos errores? ¿Alguna vez podemos, si no verlos, intuirlos y adelantarnos? ¿Podremos alguna vez hacerlo bien sin equivocarnos?


Si es que Bill Gates...