viernes, 17 de agosto de 2012

Una amiga

Conozco a muy pocas personas auténticas, ayer tuve la suerte de volverme a encontrar con una. 

Auténtica, sin necesidad de presumir de nada de lo que le sobra: culta, buena, generosa... A estas alturas, todos sabemos que ir de algo significa tener que inclinar nuestra balanza a un lado determinado. Básicamente, porque nuestra balanza no está en equilibrio o, hasta en alguna ocasión, porque ni tenemos balanza. Ella, como Merteuil, descubrió que es más interesante lo que se calla que lo que se dice. 

Auténtica, sin sentir jamás la necesidad de ser injusta, ruin, egoísta. Ella ha puesto la bandera de la armonía en su vida y ha conseguido hacer un pacto con las exigencias terrenales que nos hacen justificar tales comportamientos. Ella no mataría por hambre o por un polvo. Ha conseguido amaestrar al lobo sanguinario que nos toca aguantar en nuestras entrañas y lo ha vestido de paz, amor y bondad. Lo mira a los ojos y le dice, "tranquilo". 

Auténtica y buena. La bondad aparece cuando logramos quitarnos todas la ataduras y capas de cebolla, los egos. Cuánto trabajo has hecho, verdad? 

Buena, porque llega a justificar un comportamiento mío, no muy dulce, como "eres una mujer de carácter". Tal vez, la amistad y el amor sean eso. Decir siempre cosas buenas de tus amigos y de la gente que amas. La crítica es un comportamiento mental y la generosidad surge del corazón. En fin, amiga, solo se trata de chakras diferentes. 

Todo el mundo tiene lo que se merece, o al menos los justos, y por eso ha llegado un ángel a tu vida. Sé feliz con ella en este momento presente que, como bien sabes, es el único tiempo de nuestras sendas. 

Gracias. Nos vemos pronto. 

4 comentarios:

  1. Gracias a ti, Marta :)

    Fue un placer volver a verte

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  2. Hay muchas personas así, que hacen bien...dejan ser.Un beso

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  3. Una de las mayores satisfacciones en la vida, siempre será ser merecedor de palabras bellas, más si quien las escribe, es aún más bella!!!

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  4. Los injustos también tienen lo que se merecen. No lo dudes nunca. Solo es cuestión de tiempo...
    Gracias a Dios!

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