Siempre dejan olor a pólvora y sangre seca
Miembros amputados y órganos deshilachados
Gestos congelados, sorna en sonrisas forzadas
Codos y rodillas sin piel tras arrastrarnos días y noches por las zonas seguras para evitar las heridas
Brazos y piernas entumecidos, columna contraída por aguantar la tensión de la defensa ante los golpes
Eternas trincheras de estúpidas convicciones y esquemas inamovibles
Hastío
Hastío
No hay ganador ni perdedor
La única batalla es con y contra nosotros mismos
Luchamos por nuestros territorios desconocidos
Por conquistar aquello que nos convierte vulnerables
Por dominar el punto que nos vuelve débiles
No aceptamos la debilidad y luchamos
¿Por qué?
¿Es solo un afán de crecimiento?
¿Un mandato de nuestros antojadizos egos?
¿Es el instinto básico de aferrarse a la vida, a la supervivencia?
¿O no es más que destrucción?
Pd. Una vez luché por algo que ni siquiera deseaba
Las batallas más duras son las luchas internas, entre nuestro corazón y nuestro cerebro, entre lo que queremos, lo que debemos y la realidad a la que podemos llegar.
ResponderEliminarSer vulnerables nos deja indefensos, y eso provoca debilidad, puntos de flaqueza, por eso queremos ser fuertes y controlarlo todo, pensando que eso nos hará la vida, sino feliz, al menos más fácil.
Pero al final nadie está inmune a la vida, con sus debilidades, fortalezas, miedos, valentías, y por eso asumimos que a veces hay que luchar no solo por lo que queremos, si no por lo que debemos, aunque no lo deseemos.
Besos
Saluditos extremeños
PD: echaba de menos leerte
De acuerdo en todo, nadie lo habría explicado mejor :-)
ResponderEliminarPd. Gracias