Así de esa forma no la lastimas y
la trasladas con sumo cuidado
al lugar donde crees que has de depositarla
y si no sabes lo que hacer con ella
colócala en la mesa del estudio,
secciónala y en tiras muy pequeñas
la vas comiendo lentamente;
siempre la tendrás en ti y al morir
ella también morirá.
No olvides mascar bien el lugar
de los recuerdos
y dispersarlo por todo el cuerpo,
así cuando te toques las rodillas
recordarás tu infancia
y si alguna chica besa tus labios
recordarás tu primer amor
y en los espejos te verás como eras y no como eres
y eso tendrá sus cosas buenas y malas
y cuando mires la luna la verás
desde el vientre de tu madre
y no querrás salir
y cuando leas un poema lo leerás
desde el lugar reservado al poeta
y cuando navegues lo harás por la
memoria de tus deseos
y tus imposibles se harán realidad uno a uno,
tal como querías…
quién te iba a decir que todo se
arreglaría de manera tan simple.
Ginés Parra
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