viernes, 22 de octubre de 2010

La vida por delante

Esta tarde voy al teatro. Los momentos antes de que empiece la obra me suelo poner nerviosa. Sobre todo si voy a ver a algún amigo o a alguna actriz/actor en especial. Ocupo mi butaca, veo el telón, percibo el olor cálido a madera y tela, y escucho el murmullo de la gente. Recuerdo cuando yo he estado al otro lado. Los nervios que hacen que las manos tiemblen cuando te abrochas los botones o al coger el texto para repasar una vez más alguna frase. La fobia eterna del actor: quedarse en blanco. Yo, la noche antes, soñaba con frases que se me olvidaban. A veces, en plena noche, me veía obligada a levantarme y comprobar alguna escena, frase, palabra... 
Escuchar que la gente entraba era pensar "ahora sí que no me puedo ir" . En fin, el miedo escénico. No he representado tantas veces. Tal vez por eso, porque han sido pocas, me ponía nerviosa. Aunque he escuchado a muchos actores decir que nunca se pasa.

¿El por qué un actor pasa ese mal rato? Por la recompensa posterior, claro. Estar en un escenario y decir esos textos bellísimos de Shakespeare, Lorca, Ibsen... El que las imágenes poéticas, las metáforas te posean y sólo seas un canal que transmite belleza. O alegría, o tristeza, o amor. Como diría Enriquito Iglesias, una experiencia religiosa.

Pues eso, que ahora, cuando voy a ver alguna obra, me pongo nerviosa porque recuerdo esos momentos y porque siento los nervios y todas esas cosas que estará sintiendo el actor. Cada representación es un trozo de vida de los actores de teatro. Si están bien o mal, o incluso enfermos, ahí están.

Hoy, La Vida por Delante:Concha Velasco, en la segunda sesión. En fin, siempre he querido verla en teatro y parece que después de esta se retira. Pasados los setenta, entre el Indasec y los normales fallos de memoria no sería para menos. Así que que hoy me pondré nerviosa por ella.

1 comentario: