miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cecilia

Tenía el don de absorber todos los momentos que estaban sucendiendo a su alrededor. Los que vivían los demás. Todos los momentos de todas las vidas de todos los presentes en su entorno.

Los absorbía, en parte, a través de sus ojos. Omnipresentes, por eso, en más de un sitio a la vez. Su mirada lejana, de espectación simple, incomodaba a todos, que se sentían escrutados.

Pero la mayor capacidad de asimilación, la tenía en las yemas de los dedos de su mano izquierda y en la parte baja de su pecho. Por eso también, incomodaban a la gente, su mano izquierda y su pecho.

Soñaba con guardar cada momento en una cajita de cristal. Tener todos los momentos juntos colocados y ordenados escrupulosamente en sus cajitas correspondientes. Y cada vez que quisiera revivir un momento, sólo tendría que abrir esa caja y el momento saldría y la inundaría.

Aquella tarde salió a la calle con su abrigo gris. Cogió el autobús hasta el centro y bajó por la calle comercial que estaba repleta de gente con bolsas. Era el día en que todo el mundo hace las compras de navidad. Se empezó sentir mal porque no podía asimilar todos los momentos que se estaban sucediendo a su lado. Demasiadas conversaciones, demasiadas historias. Los miles de deseos y frustraciones abandonados se enganchaban en su mano izquierda. Notó que no podía respirar. Todas las voces, perfumes e intenciones estaban presionando la parte baja de su pecho y lo estaban volviendo una losa que ella no podía mover al tomar el aire. Miró al cielo, "si pudiera volar y escapar". De repente, se dio cuenta de que no quería poseer más momentos ajenos. Su don siempre le había hecho vivir los momentos de otras personas, pero, en ese momento, no recordó ningún momento suyo. "No quiero tener más cajitas de cristal, quiero tener mis momentos, mi vida. No puedo respirar". Se cayó en plena calle. La gente pasaba a su lado. Algunos miraron pero no hicieron nada. Estuvo varias horas ahí tirada, hasta que fue recogida por personal sanitario.

- "Sólo es un tipo de delirio. Todo el mundo retiene, "absorbe" los momentos: EN SU MEMORIA. Y los vuelve a revivir cada vez que los recuerda. Los tiene muy almacenaditos y muy ordenados en el cerebro, como en cajitas de cristal, si quieres imaginarlo así." 

- "Sí, pero dice que no tiene recuerdos de su vida"

- "La gente puede huir de su propia vida y sentir más otras vidas".

- "Sí, pero no sé lo que dice de su mano izquierda y su pecho"

- "Esos detalles forman parte de su delirio"

- " Ya, sólo que noté..."

-"Qué"

- "Que se llevó mi tristeza, por un momento"

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