miércoles, 19 de enero de 2011

Hermesa y Afrodita

Me encanta dormir.

Me encanta dormir sola.

O más bien, creo que no podría dormir con alguien.

Me refiero a dormir con alguien todas las noches, de toda la vida..en plan matrimonio.

Pero.

Desde hace unas noches mi espalda siente la falta de otro cuerpo amarrado a ella.

Creo que no podría dormir con alguien todas las noches. Pero la maravillosa medida del fin de semana es la cantidad de tiempo perfecto para disfrutar de un cuerpo pegado al tuyo en la cama.

No hablo de follar, ni de ninguna actividad física asociada...(que, por supuesto, se da por hecho).

Hablo de descanso, relax, intimidad. Calor, ternura. Suavidad, susurros.

Recuerdo su cuerpo abrazándome por la espalda. Yo, para eso, siempre he sido más vaga. O des(a)pegada. Me abandono fácilmente al sueño y pierdo el interés por las espaldas ajenas. Pero recuerdo lo que me gustaba sentirla ahí. Su respiración en mi hombro y todo su cuerpo en mi espalda.

No sólo recuerdo.

También imagino.

Fantaseo.

Mi espalda está pidiendo alimento.

Una nueva textura, respiración, temperatura.

Mi espalda desea investigar. Espera a su Herm. Yo soy Afrodita.

Sí, Platón, una vez más. Espero a mi alma gemela. Mi siamesa. Siento su espacio en mi espalda.

Tengo un pequeño hueco entre mis omóplatos. Y una fina línea lo cruza.  Los médicos dijeron que era una marca de nacimiento. Mi ángel confesó que era de donde salían mis alas.

Pero yo sé que son los labios de Ella.

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