domingo, 19 de septiembre de 2010

Casualidades, concomitancias...

El determinismo científico considera que a pesar de la complejidad del mundo y su impredictibilidad práctica, el mundo físico evoluciona en el tiempo según principios o reglas totalmente predeterminadas y el azar es sólo un efecto aparente. Se basa en el principio de causalidad, según el que todo suceso, todo acaecer, está determinado causalmente: todo sucede según una razón o causa suficiente. La causa representa, en el proceso universal del cambio, el momento anterior en el tiempo; el efecto es la secuencia inmediata posterior que acusa todas las propiedades contenidas en la causa: causa aequat effectum (la causa es equivalente al efecto). Debido a esta proporcionalidad existente entre causa y efecto, se cree posible la deducción o la inferencia de un polo de esta ecuación al otro.

Las partículas, en mecánica cuántica, no siguen trayectorias definidas. No es posible conocer exactamente el valor de todas las magnitudes físicas que describen el estado de movimiento de la partícula en ningún momento, sino sólo una distribución estadística. Por lo tanto no es posible asignar una trayectoria a una partícula. Sí se puede decir que hay una determinada probabilidad de que la partícula se encuentre en una determinada región del espacio en un momento determinado.


Según el determinismo, entonces, el que estemos en un lugar en un momento dado es totalmente predecible (perdón, ya sé que habla de átomos...en fin...qué coño somos) y responde a una causa anterior. Coincidir con alguien en esas coordenadas espacio-tiempo es solamente el resultado de una ecuación existente aunque desconocida. Por lo tanto, no podemos hacer nada al respecto. Eso es nuestro destino. Es el efecto a una causa...tal vez, que ni siquiera depende de nosotros. No hay azar. Es una ley física universal: LA LEY. Somos partículas y la ley predice dónde vamos a estar y cuándo. Uff, ahora me estoy imaginando a Dios con barba, con una calculadora y un folio infinito haciendo las ecuaciones de los próximos cien mil años. "Escrito estaba que te tuviera que ver"

Menos mal que la física cuántica nos da un poco de aire...bueno las partículas andan por ahí..y no es posible saber en todo momento dónde van a estar... Hay azar, existe la estadística... "Qué casualidad volverte a ver"...

En fin, no sé qué teoría me gusta más. O cuál me disgusta más. El saber que todo está ya "enlazado" hasta el fin de los tiempos. O el saber que estamos a la deriva, sin patrones ni trayectorias marcadas y que, puede pasar cualquier cosa que ni siquiera pensamos.

Lo que sí sabemos es que, sean las pequeñas casualidades, resultado del puro azar; o sean los resultados obtenidos por la ley de causa-efecto (ayyy, el karma, qué ganas de hablar del karma...pero en este post no voy a poder, que parecería el Antiguo Testamento), estas curiosas coincidencias acaban haciendo nuestras vidas.

La casualidad (o la causalidad) ha hecho que yo tenga que ver la última película de Woody Allen.

La casualidad (o la causalidad) ha hecho que yo me encontrara con dos mujeres que me propusieran ver esta película, sin yo saber ni el título (bueno, no soy tan ignorante, es que llevo unas semanas en otros mundos..).

La causalidad, a su vez, ha estado presente en cada una de las historias que he vivido con estas dos mujeres.

Con las dos contacté en un "chat de mujeres" (esto es una larga historia y no voy entrar en detalles ahora mismo).

Con la primera, la intelectual misteriosa, casualidades del tipo: conocer a gente común que ni remotamente hubiera pensado, también cosas comunes más profundas... (no quería utilizar la palabra profunda, pero no se me ocurre otra más apropiada).

La segunda, la rubia happy de clinique, la conocí hace un año en persona a través de una amiga común. No teníamos nuestros teléfonos ni tampoco nos habíamos acordado la una de la otra. Pero el chat hizo el resto... Fue ella quien me reconoció con tres datos de mi persona: nombre, dónde vivo y "yoga". Yo pensaba que en Madrid habría muchas chicas que hicieran yoga.. Y, sobre todo, porque yo ya casi ni lo hago. Siempre estoy en fase, lo estoy retomando. Es que en Madrid es muy difícil retomar lo que sea. Desde que estoy aquí, estoy retomando el yoga, el teatro y la lectura: mi vida pasada. Aunque igual no lo retomo por eso, porque es mi vida pasada.

Estas dos chicas me han propuesto ver la peli esta. No digo el título porque no lo sé, de verdad. Me lo dijo la primera chica pero lo olvidé; tal vez, estaba más atenta a otros de sus detalles (memoria selectiva). En fin, que seguro que tengo que verla para que Woody me envíe un mensaje subliminal.

Con la primera no fui porque el  día que íbamos a ir al cine, al final hicimos otras cosas. Y luego no he vuelto a verla, a la chica (....) aunque lo he intentado.

Y con la segunda, que me lo propuso ayer, pues acepté, claro. Quita, quita, yo ya no digo que no a estos altos designios del azar, o de lo que sea. Que Woody me diga lo que me tenga que decir.

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