martes, 9 de noviembre de 2010

Mi violín

Es verdad, me estoy dando cuenta de ello, como otras veces... Llevo unos días que estoy desacompasada con el mundo... Vibro en difernte sintonía, voy a otro ritmo que no se acopla a la sintonía de la orquesta universal. No logro afinar mi violín para que no desentone.

Es una sensación conocida ya por mí. Un viejo amigo. O enemigo.

En varios días he roto vasos, se me caen las cosas, se me rompen, hasta electrocuto... Estas cosas no tienen importancia. No me importan lo más mínimo. Pero sé que son la señal de que voy con el pie cambiado.. Yin y yang. A veces, se fluye con todo lo que sucede en el día. Todo sale según lo deseado; o, si no deseado, en el ritmo, en la coherencia, en el plan universal. Y otras veces está la sensación de que eres una gota de agua que no logra meterse en la corriente del río. Que intenta entrar y que una y otra vez es expulsada del río de la vida. En las cosas más pequeñas se observa que las piezas no están encajando...desde hace un tiempo... Tal vez, sólo sea cuestión de analizar cuál fue la primera que se puso mal; y a partir de la cual todo ha ido al caos. Es lo que intenté en mi post de hace unos días. Pero lo hice mal. Analicé las consecuencias de ese estado de no-fluir. Repasé los actos fallidos de los últimos días pero estos ya sólo eran los inevitables efectos a una o varias causas. No me fui al origen. Pasé por alto estas causas.

Ahora sí que estoy entre la espada y la pared. Me estoy haciendo la pregunta del millón. Por qué estoy estos días desacompasada. Sé la respuesta. La he sabido desde el principio. No soporto hacer cosas que no me apetecen, que no me salen de dentro. No tengo ningún grado de hipocresía ni de falsedad. Soy demasiado auténtica. Para bien y para mal. Porque, a veces cuesta mucho adaptarse a ecosistemas adversos y poner buena cara. Pero para eso ya están los falsos. No soporto a mis amigas de toda la vida que vinieron de mi ciudad. Ya me cuesta pasar una hora con ellas porque tienen un grado bastante elevado de maldad, según mi escala. Es esa maldad, provocada por la ignorancia y la pobreza de sus vidas. Sus conversaciones no tienen otro motivo que criticar a otras amigas, a famosos, etc. Siempre la crítica. Siempre estar más pendientes de las vidas ajenas que de las suyas. Porque sus pobrecitas vidas son algo más que la vida del cerdo. Habían venido a Madrid en otras dos ocasiones. No soporto pasar dos días con ellas. Desde septiembre me estaban diciendo que querían venir y yo iba dando largas. No quería que vinieran. No quiero pasar mi tiempo con alguien que no quiero ver. Finalmente, ya no tenía más excusas y vinieron este fin de semana. En fin, creo que cuando haces una cosa que no quieres hacer, cuando te sientes obligada a hacer algo, estás rompiendo el plan universal, estás colocando mal una pieza. Así que, a ver qué excusas me busco para cuando quieran volver. Me niego a volver a poner una pieza mal en el puzzle mi vida.

3 comentarios:

  1. nO sé, MartaHora, a mi eso tambien me pasa, especialmente con deteminados seres de mi familia, ellos proyectan en mi, una persona que no me gusta, pero, que quiza tambien soy...
    no creo que la solucion sea rechazlos a ellos, sino mas bien aprender en ellos, lo que no nos gusta... de nosotros

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  2. (La "de vez en cuando" usurpadora de blogs!)
    Qué importante es tener el instrumento bien afinado, tienes razón. Lo sé por experiencia, por mi guitarra, la cual no sé afinar si no es con un afinador y la cual suena cacofónicamente hablando... si cada una de las 6 cuerdas que lleva no se ajustan y no se empastan la una con la otra. Las 6 cuerdas de la guitarra son necesarias y crean una armonía ideal cuando su punto de tensión es el adecuado.
    (Ojo!, en situaciones de necesidad he tocado sólo con 5 cuerdas, pero una cantidad etílica razonable puede hacer el resto)
    Yo solucioné el problema de las cuerdas de mi guitarra, con sonidos feísimos, gracias a una pequeña máquina que ponía la balanceante aguja en el centro cuando una cuerda en concreto estaba afinada.
    A veces también nos desenfocamos: o el zoom está muy lejos o está muy cerca y por eso no vemos bien. Claro, era eso.
    Afinarse, enfocarse, quitar el maldito prefijo ”des-“! SITUARSE Y ACTUAR!............pero todo.... a su debido tiempo….. o cuando el cuerpo no pueda más y haya que dar un grito, a ser posible en un lugar en el que haya eco para así oírlo más fuerte. Si alguien ha visto la película Cabaret y recuerda ese grito, sabe de lo que estoy hablando. Catarsis!
    Apartar de nuestro lado/os lo que no nos gusta y lo que no nos hace bien, es una opción más que saludable, quizás la más sensata y si alguien se queda atrás y no sigue el mismo ritmo, entonces es que habrá que bailar con personas diferentes....

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  3. Tenéis razón las dos. Actuar, no quejarse, observar, no culpar a los demás de nuestros malestares...

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